En el mundo, mientras que los países más ricos invierten 8,500 dólares al año por estudiante, los más pobres apenas destinan 50, en promedio un dólar a la semana para garantizar el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. Esta inversión se destina en su mayoría al ingreso salarial, incentivos y programas de formación continua del personal docente, concluyó la Coalición Latinoamericana por la Excelencia Docente durante la celebración de su 5to aniversario en México.
En la segunda reunión en México que contó con la participación de expertos de diversos países de la región, se destacó que los países de Latinoamérica y el Caribe ocupan una posición intermedia en la distribución mundial de la inversión educativa, pero en la cantidad de recursos asignados a cada estudiante, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) invierten casi 6 veces más que los países de países de América y el Caribe.
De acuerdo con los análisis sobre la atención que merece la docencia y el aprendizaje de estudiantes se destacó que tres de cada 4 alumnos en la región tienen bajo desempeño en matemáticas y más de la mitad no tiene habilidades en lectura, es decir, no pueden comprender un texto simple.
Para superar esta situación, aseguraron las y los expertos, es necesario contar con centros educativos que tengan entornos eficaces de aprendizaje, seguros y saludables y docentes con mejores condiciones de trabajo, una remuneración atractiva y justa, experiencia profesional satisfactoria y reconocimiento social a la importancia de su labor, porque la calidad de la educación depende, principalmente, de la capacidad educativa de sus maestras y maestros.
De acuerdo con Data México de la Secretaría de Economía, al cierre del último trimestre del 2023 un maestro de preescolar tiene en promedio un salario de 6,910 pesos; en primaria de 7,460 pesos y en secundaria de 7,330 pesos mensuales. En todos los casos, las maestras, aunque son mayoría en el sector, ganan menos. Y de acuerdo con un análisis del presupuesto de egresos de la federación para 2024, el gasto para formación continua es equivalente a 96 pesos anuales por docente.
Con un presupuesto mínimo destinado a la formación continua de docentes, es urgente priorizar la profesionalización y garantizar condiciones óptimas para el desarrollo profesional de las maestras y los maestros. En este sentido, hacemos un llamado, desde el capítulo México, a las candidaturas a priorizar el desarrollo de una docencia de excelencia como un elemento fundamental en la agenda educativa nacional.
La valoración social del trabajo docente, la insuficiente inversión para su formación inicial y continua, el liderazgo escolar y la mejora de las condiciones laborales que favorezcan la profesionalización del magisterio, son las demandas centrales del trabajo de la Coalición. Desde su creación en 2019, ha establecido cuatro pilares fundamentales: la mejora de la formación inicial docente, el fortalecimiento del liderazgo escolar, la promoción del desarrollo profesional continuo y la garantía de condiciones laborales adecuadas para la profesionalización docente.
En el ámbito de la formación inicial, la Coalición se ha centrado en desarrollar un marco común de competencias y habilidades para fortalecer la práctica docente y abordar los desafíos actuales en la educación. También ha enfatizado la importancia del liderazgo escolar, destacando la correlación entre el liderazgo pedagógico de los directores y el rendimiento académico de los estudiantes.
En cuanto al desarrollo profesional docente, se ha hecho énfasis en la necesidad de acompañar a los docentes en un entorno social complejo, mientras que la mejora de las condiciones laborales es crucial para fomentar el crecimiento profesional de los maestros.
En el día que se celebra a las maestras y maestros, reafirmamos el compromiso de la Coalición Latinoamericana y del Capítulo México para contribuir con ideas y propuestas basadas en la mejor evidencia disponible para mejorar la calidad de la educación y el reconocimiento de las y los docentes como actores fundamentales en la transformación educativa de México.