Una de las grandes prioridades de la agenda industrial de cara al 2030 es alinear los objetivos de negocio con la disminución de emisiones contaminantes, así como incrementar las acciones relacionadas con la sostenibilidad.
El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe establece que, entre los países de la región, México es uno de los que más emisiones genera, y que las industrias serían responsables de cerca de una tercera parte (31 por ciento) de las mismas.
“Una demanda natural de las OEM’s (fabricantes de equipos originales) es establecer lineamientos de sostenibilidad para sus proveedores, pues los requerimientos son cada vez más exigentes, e incluyen reportes que se hacen con cierta temporalidad para registrar ese avance”, explica Fabián Mendoza, country mánager en México de la startup industrial Fracttal.
Por ello, dice el especialista, la tendencia de “Fábricas Verdes”, es decir, aquellas que involucran la sostenibilidad en sus procesos productivos, manejo logístico e infraestructura, tendrán una clara ventaja frente a los proveedores tradicionales.
En la actualidad, prácticamente todas las empresas del S&P 500 tienen una medición específica de aspectos sustentables, sin embargo, el contraste se encuentra en las pequeñas y medianas empresas (Pymes).
“En los países, menos del 30 por ciento de las Pymes tiene consciencia sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible o inversiones enfocadas hacia una manufactura más verde”, explica Mendoza.
De acuerdo con un estudio de la consultora McKinsey, más del 45 por ciento de las empresas OEM’s declara no tener visibilidad sobre los procesos de sostenibilidad dentro de sus proveedores de la cadena de suministro, por lo que cada vez se convierte en un aspecto que cobra mayor relevancia al momento de iniciar o ampliar operaciones en un país y buscar nuevos proveedores.
“Estimamos que esa será la influencia de la sustentabilidad en los próximos años: si una empresa cuenta con un programa de fábrica verde, tendrá cerca de 50 por ciento más de probabilidades de ser elegida que aquella que no cuenta con estos lineamientos, certificaciones u objetivos”, calcula el especialista de Fracttal.
“Con el Nearshoring, muchas empresas extranjeras llegan al país buscando nuevos proveedores, así como ampliar su cadena de suministros, pero el requisito de que estas fábricas cuenten con programas de sostenibilidad será cada vez más decisivo”,
Uno de los puntos de partida para integrar las medidas de sostenibilidad en la fábrica, además del análisis general de los procesos, es la apertura a nuevas tecnologías, como puede ser el Internet de las Cosas (IoT), que conecta la maquinaria de una fábrica a una misma red, lo que permite monitorearlas, analizar su funcionamiento en tiempo real.
“Al establecer una conectividad, se cuenta con la visibilidad para realizar el mantenimiento de los equipos de manera preventiva, lo que nos lleva a controlar el consumo de energía o agua, por ejemplo, reducir el desperdicio y residuos que causa una operación que registra incidencias, e incluso nos ayuda a eliminar el uso de papel, pues todo se encuentra registrado en una plataforma digital que puede ser revisada desde un teléfono celular”, añade el especialista.
Un mantenimiento adecuado en los activos industriales disminuye hasta en mil toneladas de CO2 las emisiones de las manufacturas en un periodo de tres años.
Además de la integración tecnológica, Mendoza sugiere revisar otros aspectos, como los materiales utilizados en la manufactura; evaluar los diferentes momentos de la cadena, como el embalaje y el transporte, en donde también es fundamental explorar alternativas “verdes”, así como dirigir la inversión a sistemas ahorradores, como de recuperación de agua, y de cogeneración energética.