Por: Ramón Martínez

Se dio a conocer que el 27 de julio se realizará una reunión de exjugadores de “Halcones de la Universidad Anáhuac”, en el plantel norte de dicha Universidad a las 14pm, que a principios de 1981 nació en una plática en un juego de soccer.

Se rememoró que en el campo de futbol de la universidad, en el medio tiempo de un partido de soccer, Radamés Jiménez que jugaba en el partido, se acercó a Ramón Martínez que había organizado el torneo de futbol por medio de FESAL (Federación de Sociedades de Alumnos de la Universidad Anáhuac) de la cual era presidente, y le preguntó “oye por qué no organizas un equipo de futbol americano?.

Yo siempre he jugado y se me hace el mejor deporte.” Y casualmente lo mismo ocurría con Ramón Martínez que también lo había practicado toda su vida. Entonces Radamés le pregunta a Ramón,”¿por qué no aprovechamos que eres presidente de la Sociedad de Alumnos de la Anáhuac y lo intentamos?”.

¡Y ese fue el inicio de esta increíble historia!

Lo primero que se hizo fue poner cartulinas por toda la universidad convocando a quienes quisieran formar parte de un equipo de americano, sin nada más que la idea, es decir, sin permiso de la misma universidad, sin entrenadores, sin equipo, absolutamente sin nada.

Las primeras semanas no se logró conjuntar a más de 15 personas, sin embargo, decidieron continuar tratando de conseguir prospectos para el equipo y empezaron a conjuntar un número más grande de jugadores unos con experiencia y otros que nunca en su vida habían jugado, pero era un comienzo al fin y al cabo.

Pero todavía existían problemas muy importantes por resolver: entrenadores, material para equiparse y lo más importante, permiso de la Universidad Anáhuac.

Dicho equipo se presentó como una actividad de la Sociedad de Alumnos y para ser honestos, nunca se recibió con buenos ojos esa propuesta, en primer lugar lo único que importaba era el soccer, en segundo lugar pero más importante aún, no iban a proporcionar recurso alguno para la formación del equipo; pero ya tenía a un buen grupo de jugadores con experiencia ó sin experiencia pero al fin y al cabo jugadores.

“Entrenábamos en los jardines de la Universidad, ya que no teníamos acceso al campo de futbol, sin vestidores ni baños ni nada, sin embargo, algo había germinado que más allá de desmoralizarnos, nos unió y nos hizo sentir esa amistad y hermandad que hoy todavía nos une 40 años después, como si fuera ayer”.

Sin embargo, no había progreso en la conformación y desarrollo del equipo, la universidad no daba el más mínimo apoyo sino es que obstaculizaba su formación; pero entonces la unión se hizo aún más grande y el equipo se dio cuenta que el ser puestos como “los malos de la película” no era tan malo, nos daban por fracasados, no teníamos nada, teníamos que ir a clase todos sucios…y entonces nos dimos cuenta que efectivamente éramos los malos, pero también que  éramos una elite y de una u otra forma la gente empezaba a ver que existíamos y empezamos a hacer lo impensable, presionar, corríamos en los entrenamientos cantando y gritando el nombre de los Halcones entre los edificios de la Universidad y aún más inimaginable, que entraran al edificio de rectoría 40 estudiantes y gritar Halcones! Halcones! Halcones!.

Por fin sabían que existíamos!. Así la Universidad Anáhuac, aceptó que se podía formar el equipo, pero teníamos que entender que no iban a aportar nada, si acaso el campo de entrenamiento, no el  principal y el poder usar el nombre de la Anáhuac. Pero ahora sí estábamos encaminados!

Lo primero era conseguir “coaches”, pero cómo?. No teníamos ni un peso, ni uniformes ni equipo, nada.

Primero tratamos con unos “coaches” de la UNAM, pero al ver que no había sueldo ni nada, nos dejaron. Entonces siendo estudiantes de Administración Radamés y Ramón, los dos tenían como profesor al Maestro Horacio Rocha y platicando con él y siendo él un gran aficionado al futbol americano, se ofreció a ver cómo podía ayudarnos y él habló con el Dr. Jacinto Licea, coach del equipo de las Águilas Blancas del IPN y nos avisó que nos iba a visitar alguien que quería ver de qué se trataba el proyecto para ver si le interesaba entrenar.

Y a partir de ese momento el equipo empezó ahora sí a conformarse como tal con la incorporación de Marco Antonio Infante como Head Coach de los Halcones.

El coach Infante empieza a traer a su “staff” de “coucheo”, todos del IPN y todos sin cobrar, apostando a la posibilidad de hacer historia al ser entrenadores de un equipo de una universidad reconocida como la Universidad Anáhuac, pero no había nada más, no había facilidades para entrenar, no había con que equiparnos y no había nada de recursos. Sin embargo, ya algunos de los padres de familia habían empezado a poner atención en el equipo en que sus hijos entrenaban y empezaron a ver la realidad y situación tan precaria como entrenaban y lo falto de perspectivas del equipo por la falta de recursos.

Y es ahí cuando aparece la persona que fue parte fundamental e impulsor constante de la formación del equipo de los Halcones, el Ing. Fernando Basurto, padre del compañero Fernando Basurto.

El Ing. Basurto, empieza a organizar y darle forma al equipo y empieza por reunir a padres de familia de los jugadores para que hicieran aportaciones económicas para sustentar los gastos básicos del equipo, principalmente equiparnos, y a partir de ese momento toda la carga de la organización del equipo recae sobre él, quien a lo largo de los 7 años de existencia del equipo, de manera ejemplar y desinteresada apoyó e impulso a los Halcones, sin más apoyo de la Universidad que el de darnos la autorización de representarla.

Si bien el apoyo económico del Ing. Basurto, fue fundamental para el equipo, más lo fue su amor por el mismo y todo el tiempo dedicado a hacerlo mejor día a día.

Y así, por fin llegamos a la primer temporada de los Halcones de la Universidad Anáhuac, que se jugó en la ONEFA y que se jugó en la Liga Mayor Primaveral.

Aquel primer partido que sin duda dejó huella en la primera generación del equipo, contra Lobos Plateados y donde tuvimos que jugar con uniformes prestados, ya que nosotros no teníamos uniformes, pero eso fue el comienzo de la historia gloriosa de este equipo.

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