De acuerdo con los resultados obtenidos en el reporte de Clima y Catástrofes 2024 de la aseguradora AON, a nivel mundial las pérdidas económicas ascienden a más de 45 mil millones de dólares (mmdd) a causa de los desastres naturales, casi un 50 por ciento más que la medida a largo plazo y un 20 por ciento menos que la media decenal desde 2014 (55 millones de dólares). Los principales eventos que dieron origen a estas pérdidas fueron 12 acontecidos en América y Asia, principalmente en Estados Unidos, Canadá, China y Japón.
En el caso particular de México, cuya temporada de huracanes comienza en el mes de junio, las predicciones realizadas por un grupo de expertos como organizaciones han mostrado que podría ser una fase muy activa sobre todo para la zona del Atlántico Norte, donde se espera una media de 11 huracanes, aunque no todos tocarán tierra.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), pronóstica 41 ciclones, de los cuales 5 de ellos tocarán tierra, por lo que, de igual manera en el Océano Pacífico se esperan de 15 a 18 tormentas tropicales y huracanes con categoría de 1 a 5. Por otro lado, en el Océano Atlántico se aguardan de 4 a 5 huracanes de categoría 3 a 5.
Se pronostica que para los próximos meses los principales riesgos estarán asociados a la temporada de huracanes, debido a los efectos críticos que podría provocar el fenómeno de La Niña, el cual favorece condiciones propicias para la formación de tormentas y reduce la cizalladura del viento que beneficia el desarrollo de las tormentas tropicales.
Las temperaturas superficiales del mar (TSM) superiores a la media podrían ser otro factor clave para la próxima temporada de huracanes, pues las corrientes del mar caliente favorecen la formación e intensificación de ciclones tropicales, además de modificar los regímenes de precipitaciones en diferentes partes del mundo. Actualmente en algunas zonas del Atlántico las temperaturas de la superficie del mar se sitúan ya en niveles típicos de junio y julio.
Dentro del top de los acontecimientos más costosos se encuentran en el primer trimestre el terremoto Noto, que sacudió Japón el 1 de enero y generó más de 17 millones de dólares en pérdidas, según estimaciones gubernamentales preliminares. En segunda posición se encuentran las severas tormentas eléctricas que afectaron a partes de Estados Unidos a mediados de marzo con grandes repercusiones en el sur del país. Otro de los fenómenos más costosos fueron las malas condiciones meteorológicas invernales que afectaron principalmente a China a principios de febrero con temperaturas por debajo de los -50°C.
Para el sector gubernamental y empresarial resulta indispensable crear una perspectiva integral para que las organizaciones pueden prevenir este tipo de riesgos, así como afectaciones ya sean humanas, materiales o físicas, reduciendo así los efectos ante este tipo de fenómenos en un futuro.
El informe destaca cómo las catástrofes naturales pueden llegar a afectar a países y por ende las comunidades pueden ser vulnerables ante este tipo de eventos desde diferentes puntos ya sea en su cadena de suministro, producción o en el cumplimiento de sus protocolos de seguridad.
“Por ello, las aseguradoras deben anticipar este tipo de amenazas que pueden presentarse para crear soluciones efectivas bajo esquemas de cobertura que favorezcan a los clientes y diferentes sectores empresariales; de acuerdo con los estudios realizados en este tema los huracanes han causado daños asegurados de más de 200 millones de dólares desde 1950”, dijo Lorena Gutiérrez, head de Commercial Risk Solutions para México y Centro América en Aon.