El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) señaló que tras el impacto de la pandemia, el país tardó ocho trimestres para recuperar su nivel de desarrollo económico previo a este fenómeno, cuando otros países lo lograron en mucho menos tiempo.

Se denunció que a partir de entonces no se han registrado avances importantes. De hecho, desde el último trimestre del 2022 la actividad económica muestra una clara tendencia a la baja en su ritmo de crecimiento.

En este contexto, la expectativa de crecimiento promedio anual para el país durante el sexenio que termina es de 1.0 por ciento, que sería el menor ritmo de avance en los últimos siete sexenios.

Incluso la incertidumbre se extiende para varios años más, toda vez que el pronóstico de tasa de crecimiento promedio anual para los próximos diez años se ubica en 2.0 por ciento, similar a la de los últimos 30 años.

Aun cuando el optimismo por el efecto que puede tener el proceso de relocalización (nearshoring) para el país ha aumentado suponiendo beneficios importantes, la actividad económica sigue mostrando signos de debilidad y expectativas poco optimistas.

Esto pareciera indicar que, a pesar de que la relocalización ha puesto a México potencialmente en el lugar más favorable del mundo, las expectativas hasta ahora, no parecen estar incorporando ni en el mediano ni en el largo plazos los beneficios que tanto se han resaltado del nearshoring, como un mayor crecimiento de la economía, que de acuerdo con algunos cálculos podría ser de dos puntos adicionales del PIB.

No hay duda de los beneficios que puede generar el nearshoring, pero hay que tener en consideración que su éxito requiere de una economía que funcione eficientemente, para lo cual se requiere de diversos factores que fortalezcan el atractivo de invertir en el país y no solo por su condición geográfica.

Una infraestructura moderna que reduzca los costos de transporte a lo largo del país y que permita a las cadenas de oferta integrar el valor agregado de proveedores de diversas regiones a costos competitivos mediante una logística moderna y competitiva es fundamental en el proceso de crecimiento.

Un tema que debe ser considerado vital en este entorno es una política de energía eficiente que garantice la seguridad en la generación, transmisión y distribución de electricidad y la disponibilidad de hidrocarburos a lo largo de todo el territorio nacional.

Además, un ambiente de regulación económica apropiado en los tres niveles de gobierno, que asegure que las regulaciones y normas generen beneficios para la sociedad mayores a los costos de su cumplimiento y que evite el exceso de tramitología, propicia la seguridad de la inversión de largo plazo.

Un tema que quizá sea uno de los más importantes para impulsar la relocalización es un estado de derecho que asegure la certidumbre de los procesos judiciales, el cumplimiento pleno de la ley y que facilite el abatimiento de la inseguridad pública.

Según la opinión de los especialistas, temas como los problemas de inseguridad pública, impunidad, corrupción, incertidumbre política interna y otros problemas de falta de estado de derecho, son considerados como los principales factores que pueden obstaculizar el crecimiento de la economía.

Aunado a esto, una inquietud adicional es la posible aprobación de la reforma judicial, toda vez que la certeza jurídica para la inversión y el crédito requiere un sistema integral de justicia robusto y jueces competentes, estables e independientes, temas que al parecer dicha reforma no contempla seriamente.

 

 

 

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