A pesar de que la emergencia sanitaria por Covid-19 terminó hace poco más de un año a nivel mundial, México enfrenta actualmente un repunte significativo de casos, con una positividad mayor que la registrada en el mismo periodo del año pasado. La entrada de las nuevas variantes KP.2 y KP.3 ha incrementado la preocupación, y expertos en salud prevén que una nueva ola del virus SARS-CoV podría extenderse por más de seis meses. En este contexto, es imperativo continuar adoptando las medidas sanitarias recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Un aspecto clave que ha sido fundamental en la defensa contra este virus desde el inicio de la pandemia es el uso del plástico. Este material ha demostrado ser un aliado indispensable en la protección y el combate contra el Covid-19, destacándose en una amplia variedad de herramientas y soluciones que han salvado millones de vidas en todo el mundo.

Desde máscaras y tapabocas hasta ropa médica y gafas de protección, los insumos médicos elaborados con plástico han jugado un papel crucial en nuestra lucha contra el Covid-19. Este material, versátil, higiénico e innovador, ha sido esencial para reducir la propagación del virus y proteger a la población. A pesar de las diversas polémicas en torno al plástico, es indudable que ha contribuido significativamente a disminuir los contagios y evitar la propagación de enfermedades.

En el ámbito médico, la mayoría de los implementos utilizados para atender la pandemia están fabricados a partir de resinas plásticas. Respiradores, mangueras de venoclisis y jeringas son solo algunos ejemplos de equipos vitales que dependen del plástico para su fabricación. Sin este material, no podríamos protegernos de la misma manera, conservar los alimentos adecuadamente ni tener un suministro eficiente de agua potable.

Jorge Chahin, Presidente de la Organización en Favor de la Economía Circular (OFEC), explica: «Sin el plástico no nos podríamos proteger como lo hacemos actualmente. No se podría conservar convenientemente muchos de los alimentos que consumimos ni abastecernos de agua potable tan fácilmente. Contra virus y bacterias el papel no te protege, por eso no se pueden meter alimentos en papel, nada que sea inocuidad».

Además, las bolsas y empaques de plástico utilizados para la conservación de alimentos permiten extender su vida útil por más de 30 días y evitan la propagación de enfermedades transmitidas por alimentos.

En este sentido, la OFEC, en conjunto con el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco (UAM-A), realizó un estudio que compara el impacto ambiental de las bolsas de papel y plástico. El estudio concluye que «el problema no es el plástico, sino lo que se hace con él».

«Podemos afirmar que el plástico es un gran aliado del hombre. Ha logrado mantener el cuidado de nuestra salud y permite que las personas y los gobiernos sean mayormente responsables. Es importante que el Gobierno implemente reformas que obliguen a la ciudadanía a separar la basura y a reciclar los plásticos de forma correcta para aprovechar todas las bondades que siempre tendrá para nosotros», concluyó Jorge Chahin.

 

 

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