En el panorama educativo mexicano, la seguridad de los estudiantes ha emergido como una preocupación central, impulsada por cifras alarmantes sobre accidentes en las escuelas.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay 255 mil 589 escuelas y 2 millones 199 mil 632 docentes. En la Ciudad de México, el programa social Seguro Contra Accidentes Personales de Escolares “Va Segur@” ofrece atención médica de y garantiza el derecho a la salud a 1 millón 900 mil alumnos que estudian en escuelas públicas de educación básica y nivel medio superior y a 70 mil docentes, trabajadores educativos, servidores públicos y prestadores de servicios. Pero, ¿qué pasa en el resto de estados?

En este contexto, el seguro escolar emerge como una herramienta crucial para mitigar estos riesgos. Un seguro adecuado no solo ofrece una capa adicional de protección financiera para cubrir los gastos médicos y otros costos relacionados con accidentes, sino que también puede desempeñar un papel preventivo al fomentar una mayor responsabilidad y compromiso en la gestión de riesgos por parte de las instituciones educativas.

“La implementación de un seguro escolar no debe ser vista como una carga adicional, sino como una inversión en la seguridad y bienestar de los estudiantes”, afirma Víctor Hugo Reyes, director de Líneas Personales en AARCO.

En un entorno donde la protección y la salud de los menores están en juego, garantizar una cobertura adecuada se convierte en un imperativo tanto para las autoridades educativas como para las familias, asegura el experto en el sector asegurador.

Sin embargo, la Ley General de Educación y la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes no especifican directamente la obligatoriedad de un seguro escolar, la interpretación de estas normativas sugiere que garantizar la protección de los estudiantes podría implicar la contratación de seguros adecuados.

El artículo 41 de la Ley General de Educación estipula que las instituciones educativas deben adoptar medidas para proteger a los estudiantes, una disposición que, aunque no menciona explícitamente los seguros, puede interpretarse como una base para exigir su implementación.

Por otro lado, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes refuerza este enfoque al garantizar el derecho de los menores a la protección de su salud y al acceso al más alto nivel posible de bienestar físico.

Las estadísticas brindadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan una realidad inquietante: cada 22 días, un niño fallece dentro de una escuela en México. Este dato subraya una grave deficiencia en los protocolos de seguridad escolar, que pone en evidencia la urgencia de un sistema de seguro escolar que pueda brindar una red de protección efectiva en caso de accidentes o incidentes.

A esta problemática se suma el informe de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, que indica que, en el último año, 712 mil niños, de entre 0 y 9 años, sufrieron alguna lesión accidental en México.

En particular, los datos revelan que el 2.6% de los niños de 0 a 4 años y el 27.8% de los niños de 5 a 9 años sufrieron accidentes dentro del ámbito escolar. Estas cifras reflejan la vulnerabilidad de los menores y la necesidad urgente de medidas de protección robustas.

“El costo de la prevención y la protección es, sin duda, menor que el precio de la negligencia y el sufrimiento”, alerta Reyes.

En este sentido, Víctor Hugo Reyes ve indispensable la creación de un marco robusto para el seguro escolar en México.

“No es sólo una necesidad legal implícita, sino una responsabilidad moral que debe ser asumida con urgencia. La seguridad y el bienestar de los estudiantes deben ser la prioridad, y un seguro escolar efectivo representa un paso fundamental hacia un entorno educativo más seguro y protegido”, concluye.

“AARCO, líder en el sector asegurador, comprende la importancia de contar con un respaldo económico sólido frente a los accidentes personales en el entorno escolar. Por ello, ofrece una gama de seguros de Accidentes Personales para Estudiantes diseñados para adaptarse tanto a las necesidades individuales de los asegurados como a las de las instituciones académicas”, afirma Eduardo Barrera, subdirector de Procesos en AARCO.

Barrera explica que estos seguros brindan protección integral a estudiantes, personal administrativo y docente, no solo durante el transporte entre el hogar y la escuela, sino también durante el horario escolar y en eventos especiales, actividades deportivas, viajes, y más, dependiendo de la póliza contratada.

“Las coberturas más comunes incluyen: fallecimiento accidental, gastos funerarios por muerte accidental, gastos médicos por accidente y pérdidas orgánicas; recordando que dependerá de las condiciones de cada póliza”, detalla.

 

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