El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) informa que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) empezó débil una caída de 0.4 por ciento en el PIB en su primer año, le siguió el impacto de la pandemia (2020) que propició una disminución de 8.4 por ciento en el segundo año de gobierno. Si bien en 2021 repuntó 6.0 por ciento, fue insuficiente para compensar la caída previa.
En la conclusión del sexenio de AMLO, lejos de la promesa de hacerlo con elevadas tasas de crecimiento y bienestar, termina con una economía debilitada y a la baja, con niveles de incertidumbre significativamente elevados, pero especialmente con un ambiente político deteriorado que aumenta considerablemente la preocupación por el andar futuro de la actividad económica.
Aun cuando el optimismo por el efecto de relocalización (nearshoring) aumentó suponiendo beneficios importantes para México, la actividad económica sigue mostrando signos de debilidad y expectativas poco optimistas.
De acuerdo con el documento de Perspectivas económicas de la OCDE más reciente, el organismo estima que en 2024 México crecerá 1.4 por ciento, extendiendo su debilidad para el 2025, cuando se estima que la economía crezca solo 1.2 por ciento. Esto implica una corrección a la baja de ocho décimas de punto porcentual, que en ambos casos fue la mayor reportada por la OECD.
En este entorno es indispensable insistir en la necesidad de un ambiente que facilite a las empresas, nuevas y ya establecidas, participar en el sector formal de la economía, con expectativas claras de crecimiento y supervivencia.
En 2023 la economía informal generó casi la cuarta parte (24.2 por ciento) del PIB, su porcentaje más alto en los últimos catorce años. Evidentemente no es un escenario deseable cuando la informalidad ocupa a más de la mitad de la población y genera sólo una cuarta parte de la producción del país.
La tolerancia de las autoridades es causa importante de la informalidad, pero la carga regulatoria excesiva disuade la apertura de una empresa en la formalidad. Además, los costos laborales no salariales inhiben igualmente la formalidad.
Una buena regulación es un tema fundamental para estimular la actividad económica. Es por ello la preocupación por la desaparición de los órganos independientes dedicados a este tema.