El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) informa que existe un entorno de crecimiento débil como consecuencia de un deterioro en el dinamismo de la inversión, que preocupa por la actividad de generar nuevos empleos de calidad.

Las cifras más recientes del INEGI muestran que el debilitamiento de la actividad económica ha venido incidiendo negativamente en el mercado laboral y el consumo al menos en los últimos tres años.

Las cifras del INEGI muestran que, con base en la evolución del indicador global de la actividad económica (IGAE), desde finales del 2022 el ritmo de crecimiento de la economía muestra una tendencia a la baja desde niveles de 5.0 por ciento anual a 2.0 por ciento en julio de este año, con la expectativa de que pueda reducirse más.

Un elemento importante es el debilitamiento de la inversión, que después de su atípico comportamiento que la llevó a registrar tasas de crecimiento de dos dígitos en todo 2023, la terminación de los proyectos insignia del gobierno, y la incertidumbre política ante el cambio de sexenio, propiciaron un cambio de tendencia que la han llevado a tasas de crecimiento de solo 3.9 por ciento en julio pasado.

El consumo privado, que es una fuente importante del crecimiento al representar el 70 por ciento del PIB total, también ha respondido a este entorno de debilitamiento.

Mientras que el indicador de consumo privado reportaba tasas de avance anual superiores a 5 por ciento en 2022, en julio pasado rondaba el 3.4 por ciento. En el caso del indicador de ventas al menudeo se aprecia un mayor deterioro, ya que pasó de tasas de crecimiento que superaron el 7 por ciento a tasas negativas.

De acuerdo con los datos del INEGI en agosto la población ocupada de redujo en 626,770 personas, lo que significó su cuarta cifra negativa en lo que va del año, aunque hay que tener presente que la caída reportada en junio pasado ha sido la mayor del presente año al registrar una baja de 863,862 ocupados.

La caída mensual de la ocupación afectó tanto al sector formal que perdió 158,414 personas como al informal, que se redujo en 468,356 ocupados.

Si bien la disminución mensual de la ocupación es preocupante, el nerviosismo se centra en la evolución que seguirá en los meses siguientes como consecuencia de las expectativas poco optimistas de crecimiento.

 

 

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