Tequila, cítricos y mucho hielo son una combinación perfecta para aplacar esa “sed de la peligrosa” que ataca el cuerpo cuando menos lo esperamos. En el estado de Jalisco existe un destino donde todo el año se puede dar rienda suelta a este antojo.

Este lugar es La Barca, la auténtica cuna de las Cazuelas de Tequila. Se dice que en este municipio localizado en la región ciénega de la entidad (a solo hora y media de la capital tapatía), nació esta bebida casi por casualidad. Las historias dicen que cierto día su creador no tenía nada que ofrecer a sus invitados, solo contaba con algunas frutas cítricas: toronjas, naranjas, limas y limones, además de refresco de cola y un rico tequila.

El hombre no perdió tiempo y decidió mezclar la bebida alcohólica y el refresco con el jugo de las frutas. Para servir esta peculiar combinación, decidió usar cazuelas de barro y agregar un poco de hielo, algo inusual pero novedoso. Desde ese momento, las cazuelas voladoras de tequila (como fueron bautizadas) se convirtieron en una de las bebidas favoritas de los jaliscienses y de muchos viajeros.

Aunque este elixir se inventó en La Barca, su popularidad creció tanto que fue adoptado en otros destinos del estado. En estos sitios se sustituyó el refresco de cola por sabor toronja, para darle un toque aún más cítrico a la combinación.

Actualmente la receta de las cazuelitas, como también son conocidas, se prepara con lima, limón, toronja y naranja. Se mezclan los jugos de cada cítrico; se rebana el resto de cada fruta y se mezcla con el refresco de toronja y uno o dos caballitos de tequila. Para terminar, se agrega mucho hielo y sal de grano al gusto, ya sea dentro de la mezcla o escarchada en la orilla de la cazuela.

Las frutas también se pueden consumir al terminar la bebida, ya que en ese punto habrán absorbido completamente el delicioso sabor del tequila. Otra ventaja es que las cazuelas de barro mantienen la preparación fresca durante más tiempo.

Lo mejor para maridar este elixir de agave con cítricos es una deliciosa carne en su jugo, una torta ahogada o una exquisita birria tatemada de borrego, chivo o becerro. Estos platillos se pueden encontrar en los restaurantes y el mercado del pueblo, incluso en los mismos negocios donde venden las cazuelas de tequila.

Probar esta popular bebida es parte de los atractivos de Jalisco, pero no hay que olvidar que nada con exceso, todo con medida.

 

 

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