Por Lyline Lim
La Inteligencia Artificial (IA) ha transformado rápidamente diversos sectores, impulsando innovaciones y creando oportunidades. Sin embargo, el crecimiento exponencial de esta tecnología viene acompañado de un aumento significativo en el consumo de energía, generando preocupaciones ambientales. A medida que la IA sigue expandiéndose, es fundamental que la industria enfrente los desafíos de la sostenibilidad para evitar que estos avances tecnológicos comprometan la salud del planeta.
Gartner prevé que, sin prácticas sostenibles de IA, para 2025 la IA consumirá más energía que la fuerza laboral humana, lo que contrarrestará significativamente los avances hacia el carbono cero.
La infraestructura necesaria para soportar la IA, especialmente los centros de datos, requiere grandes cantidades de energía. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), el consumo de electricidad de los centros de datos, criptomonedas e IA crecerá en promedio un 3,4% al año hasta 2026.
Aunque algunas gigantes tecnológicas como Google, Amazon y Microsoft se han comprometido a abastecer sus centros de datos con un 100% de energía renovable para 2030, el panorama actual aún muestra una huella de carbono significativa en las operaciones de IA.
Esta dinámica genera un dilema: ¿cómo continuar expandiendo la IA sin aumentar la dependencia de energías contaminantes? Es evidente que, con este rápido crecimiento, la sostenibilidad en el sector de la IA se convierte en una cuestión urgente y un debate inaplazable.
La industria está explorando soluciones como la fusión nuclear para acelerar la transición energética lejos de los combustibles fósiles. El CEO de OpenAI, Sam Altman, considera que el futuro de la IA depende de los avances energéticos. Sin embargo, hasta que este avance ocurra, personas y empresas de IA deben tomar medidas individuales hacia el cambio.
A pesar del potencial para un desarrollo sostenible, la adopción de prácticas ecológicas en la industria de la IA ha sido lenta. Uno de los principales obstáculos es el elevado costo de la transición hacia tecnologías más eficientes y menos impactantes ambientalmente. Un estudio de IBM reveló que, aunque el 76% de los ejecutivos considera la sostenibilidad esencial para su estrategia de negocio, el 47% aún enfrenta dificultades para financiar las inversiones necesarias.
Además, la rápida evolución de la tecnología ejerce presión sobre las empresas de IA, que con frecuencia priorizan la innovación y el desarrollo de nuevos productos en lugar de enfocarse en prácticas sostenibles. Las startups de IA, especialmente, enfrentan el desafío de equilibrar crecimiento y sostenibilidad, dada la alta demanda de capital y la fuerte competencia.
Para reducir el impacto ambiental de la IA, la industria necesita adoptar un enfoque más eficiente. Una solución es el desarrollo de modelos de IA especializados, que consumen menos energía que los modelos de propósito general. Este tipo de optimización puede mejorar el desempeño energético mientras se mantiene el nivel de innovación.
Las alianzas con centros de datos que utilizan energía renovable también son esenciales. Las empresas que usan IA deben buscar proveedores que operen con transparencia respecto a su eficiencia energética y uso de fuentes limpias. El uso de herramientas para medir la huella de carbono de operaciones en la nube puede ser un paso importante para garantizar una IA más sostenible.
Los proveedores de hardware pueden desarrollar chips con eficiencia energética, como NVIDIA, que afirma que su nuevo «superchip» puede aumentar el rendimiento de tareas de IA generativa en 30 veces, consumiendo 25 veces menos energía gracias a nuevas técnicas de enfriamiento.
El financiamiento público y privado debe considerar el impacto ambiental al decidir qué proyectos apoyar. Los capitalistas de riesgo pueden incluir métricas de sostenibilidad al evaluar nuevas startups de IA, asegurando que la sostenibilidad esté integrada desde el inicio en el desarrollo de soluciones tecnológicas.
Como industria, debemos adoptar un enfoque sistémico de responsabilidad compartida para reducir el impacto ambiental de la IA en todos los niveles del ecosistema.
A pesar de sus desafíos ambientales, la IA también tiene un gran potencial como herramienta para promover la sostenibilidad. Puede ser utilizada para monitorear y analizar grandes volúmenes de datos ambientales, ayudando a combatir la deforestación, la contaminación y la mala gestión de recursos naturales.
En Brasil, por ejemplo, la IA puede ser fundamental en la protección de la Amazonía, monitoreando y analizando grandes volúmenes de datos ambientales, ayudando en la detección de deforestaciones ilegales u optimizando la gestión de residuos urbanos.
Además, la IA puede optimizar el uso de energías renovables, prediciendo patrones climáticos y ajustando la oferta de energía solar y eólica según la demanda. Al mejorar la eficiencia en la distribución de estas energías, la IA puede reducir aún más la dependencia de fuentes fósiles.
La sostenibilidad y la transformación digital no son excluyentes entre sí. De hecho, el progreso tecnológico es un requisito previo para las empresas que buscan cumplir metas climáticas ambiciosas.
Si la industria global de IA, con la colaboración entre empresas, inversores y gobiernos, adopta un enfoque más responsable, la tecnología puede seguir avanzando sin comprometer el medio ambiente. La IA tiene el potencial no solo de volverse más sostenible, sino también de ser una herramienta poderosa en la lucha contra el cambio climático y en la promoción de un futuro más verde.
Finalmente, nos corresponde a todos liderar el camino y abogar por un futuro más sostenible para la IA.
*Lyline Lim, Head de Sostenibilidad de Photoroom.