De acuerdo con un estudio reciente de NielsenIQ (NIQ), la inflación ha generado cambios notables en los hábitos de compra de los mexicanos. El informe revela que el 43 por ciento de los ciudadanos considera el aumento en el costo de los alimentos como su principal preocupación, superando temas como el aumento de precios de servicios (19 por ciento) y la preocupación por el cambio climático (12 por ciento).
Este panorama ha provocado que el 95 por ciento de los consumidores modifiquen sus patrones de compra, buscando maneras de ajustar su gasto. Un 40 por ciento ha optado por reemplazar productos de marcas comerciales con alternativas más económicas, como las marcas propias, mientras que un 36 por ciento ahora se enfoca activamente en promociones y ofertas.
Las marcas propias, productos desarrollados y comercializados por minoristas bajo su propia etiqueta, se han convertido en una opción cada vez más popular entre los consumidores mexicanos, consolidándose como una respuesta efectiva a la actual situación económica.
A nivel regional, en América Latina, estas marcas siguen en expansión con un crecimiento del 14 por ciento, mientras que, en México, las ventas de marcas propias han crecido un 8.7 por ciento, impulsadas por los elevados niveles de inflación. De acuerdo con el estudio, el 99.6 por ciento de los hogares mexicanos compra productos de marcas propias, posicionando al país en el lugar 42 a nivel mundial en términos de desarrollo de estos productos.
“Las marcas propias no solo ofrecen una opción económica para los consumidores, sino que también han democratizado el acceso a productos de calidad en todos los niveles socioeconómicos”, señala Laura Calderón, líder de Customer Success en NIQ México.
En términos de desempeño, las marcas propias han destacado especialmente en categorías clave como azúcar, queso crema, agua, galletas y detergentes, superando a las marcas comerciales en su participación de mercado. Además, los consumidores de diferentes niveles socioeconómicos –alto, medio y bajo– están participando activamente en la compra de marcas propias, destinando un 7, 6 y 5 por ciento de su presupuesto, respectivamente, a estos productos.
Aunque la inflación ha impulsado el cambio hacia las marcas propias, los mexicanos no han dejado de consumir productos de indulgencia, como botanas y bebidas, priorizando los alimentos esenciales, pero sin renunciar a pequeños placeres.