El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) indicó que la evolución del mercado de trabajo no es alentador para este 2025 y el trabajo se ha encarecido y la productividad disminuido, situación que frena el aumento en los salarios.
A lo largo de todo el año pasado las expectativas de crecimiento de la economía se ajustaron a la baja. Entre enero y diciembre del 2024 los pronósticos para ese año se han corregido de un avance de 2.4 por ciento a uno de 1.5 por ciento. Para 2025 el pronóstico se ajustó de un avance de 2.0 a 1.2 por ciento.
Evidentemente esto no refleja lo positivo que se ha considerado el efecto del proceso de relocalización (nearshoring), posiblemente por la creciente cautela de la inversión frente a una coyuntura compleja por el cambio de gobierno de Estados Unidos.
El CCE señala que hay retos importantes, pero también está la oportunidad de sortearlos si se logra aprovechar las oportunidades que representa la relocalización. Sin embargo, un elemento que sería más que deseable para aprovechar las oportunidades de manera significativa es un mercado laboral eficiente.
Cifras del INEGI indican que, a lo largo del sexenio, mientras la población en edad de trabajar aumentó en 9.6 millones, la población económicamente activa (PEA), o participación laboral, lo hizo en 6.2 millones. De ello, la afiliación al IMSS, que se interpreta como el indicador del empleo formal, se incrementó en 2.6 millones y la informalidad en 2.5 millones.
Pero en otro sentido, la evolución del mercado de trabajo desde 2019 a la fecha no ha sido alentadora. El trabajo se ha encarecido y la productividad cae.
Los salarios han subido de manera pronunciada desde el 2019. El mínimo lo ha hecho en 215.5 por ciento. 134.7 por ciento en términos reales. Por su parte el salario base de cotización al IMSS es 24 por ciento mayor al de 2018 a precios constantes.
No hay duda de que los incrementos salariales son una buena noticia para los trabajadores y en cierta forma para la sociedad en general. Pero lo correcto es que se acompañen con mayor productividad. Si no es así, los aumentos implican un mayor costo unitario de la mano de obra y una pérdida de competitividad
En en los últimos dos años la productividad de la mano de obra mexicana mejoró modestamente, es un hecho que a lo largo del sexenio mostró una disminución importante en comparación con otros países emergentes y, más importante, respecto a los principales socios comerciales.
A pesar de que los datos sobre la evolución del costo unitario de la mano de obra por países solo están disponibles hasta 2022, se aprecia claramente el impacto que ha tenido México en este sentido. De acuerdo con las cifras, de 2019 a 2022 el costo unitario en México aumentó 35.2 por ciento, muy por arriba de los países de la OCDE.