En México, el acceso al vital líquido es un desafío constante debido a la sobreexplotación de los mantos acuíferos, la contaminación de cuerpos de agua y la gestión ineficiente de recursos hídricos. En este contexto, el tratamiento y reúso de aguas residuales juega un papel crucial para garantizar el abastecimiento sostenible del líquido vital.

Durante el programa AguaCERO de UAM Radio 94.1 FM, los conductores Karen Rivera y Sergio Bonilla tuvieron como invitado a Juan Manuel Morgan Sagastume, académico del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien aseguró que alrededor de 10 plantas de tratamiento en el país tienen el potencial de cubrir entre el 80 y 85 por ciento de la demanda de agua para reúso.

Sin embargo, apuntó, muchas de estas instalaciones requieren una rehabilitación urgente en términos de infraestructura, tecnología y operación para funcionar de manera eficiente.

El problema no solo radica en la insuficiencia de las plantas de tratamiento, sino en el manejo inadecuado de las aguas residuales, que terminan en ríos, lagos, presas y el manto freático, afectando la calidad del bien potable.

El doctor Morgan Sagastume dijo que en México la Comisión Nacional del Agua se encarga del monitoreo de aguas residuales, instancia con la cual es posible detectar posibles brotes de enfermedades antes de que se conviertan en problemas serios, además de ayudar a identificar oportunidades de mejora en los servicios de agua y saneamiento, y garantizar que el líquido que vuelve a circular sea seguro para su uso.

La NOM-001-SEMARNAT-2021 entró en vigor el 3 de abril de 2023 y es la actualización de la Norma Oficial Mexicana que se tenía desde 1996, la cual establecía los límites de contaminantes en las descargas de aguas residuales, pero a todas luces estaba anacrónica y lejana a los requerimientos actuales de calidad del recurso hídrico en el país, explicó.

La norma actualizada establece límites más estrictos para contaminantes, introduce nuevos parámetros de calidad del agua, utiliza métodos avanzados de muestreo, incluye el parámetro de color verdadero y cuantifica la materia orgánica de manera más efectiva.

Durante el programa de radio, también estuvo como invitada Carmen Durán Domínguez, profesora de la Facultad de Química de la UNAM, quien destacó la importancia de un manejo responsable del agua y alertó sobre los riesgos que implica la contaminación del drenaje con desechos no degradables.

“Muchas veces no somos conscientes de que lo que tiramos en el baño o en el fregadero no desaparece simplemente; al contrario, estos desechos pueden llegar a contaminar el agua que, de una u otra forma, volvemos a consumir”, apuntó la especialista.

Entre los principales contaminantes mencionó elementos como toallitas húmedas, pañales, colillas de cigarro, tampones, preservativos, tiritas, hilo dental, pinturas, disolventes y aceites, los cuales no solo afectan las redes de drenaje y saneamiento, sino que ponen en riesgo la vida silvestre y los ecosistemas acuáticos.

Cuando estos residuos llegan a ríos y lagos, afectan la calidad del agua y pueden provocar la muerte de especies acuáticas al alterar sus hábitats naturales. Asimismo, los contaminantes pueden perjudicar los sistemas de filtración y potabilización, incrementando los costos de tratamiento del recurso hídrico y reduciendo su disponibilidad para el consumo humano.

Para mitigar estos problemas, la doctora Durán Domínguez compartió una serie de recomendaciones prácticas que puede implementarse en los hogares como evitar desechar productos no degradables en el inodoro o el fregadero, instalar una papelera en el baño para arrojar residuos inorgánicos; almacenar aceites usados en envases cerrados y llevarlos a centros de reciclaje.

No verter restos de café o té en los lavabos, usar fertilizantes naturales y evitar pesticidas en jardines, así como reciclar materiales como plástico, vidrio, cartón y papel, y depositar pilas y baterías en puntos de recolección adecuados.

La doctora Durán Domínguez resaltó que es fundamental que los gobiernos inviertan en infraestructura moderna para el tratamiento de aguas residuales, implementen regulaciones más estrictas sobre la contaminación del líquido y fomenten campañas de concienciación para que más personas adopten hábitos responsables.

 

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