El sobrepeso y la obesidad tiene un impacto significativo en la salud mental y el bienestar psicológico de la población universitaria, afectando a estudiantes, académicos y personal administrativo, situación que genera consecuencias emocionales y sociales que pueden impactar su bienestar y desempeño en su entorno, señaló Pablo Francisco Oliva Sánchez, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Las estadísticas nacionales y las estimadas por la Encuesta de Salud Física, Salud Mental y Seroepidemiológica (ENSAMENS), realizada por investigadores de esta casa de estudios, a una población de 6,137 participantes, de los cuales, 5,284 fueron alumnado, 233 personal académico y 620 administrativo, muestran un porcentaje de obesidad y sobrepeso que no ha bajado en general y cuyo problema radica en la presencia de comorbilidades, lo cual puede generar un gran riesgo cardiometabólico para la población.
Actualmente, la obesidad se considera un factor de riesgo de otras enfermedades crónicas, como una patología con una gran importancia en la salud pública, explicó el académico.
“En nuestro estudio, estamos investigando cómo el nivel de actividad física autorreportada se relaciona con el porcentaje de obesidad reportado, por lo que es preciso focalizar las actividades en mayor promoción en salud en los grupos con mayor nivel de sobrepeso u obesidad”, dijo.
El doctor Oliva Sánchez aseguró que para aumentar la concienciación sobre el sobrepeso y la obesidad entre los estudiantes, pueden implementarse diversas estrategias educativas que promuevan el conocimiento, la reflexión y la adopción de hábitos saludables.
Algunas de ellas incluyen: Programas de educación nutricional: integrar temas sobre alimentación saludable y equilibrio energético en el currículo escolar; impartir talleres interactivos sobre lectura de etiquetas nutricionales, elección de alimentos saludables y preparación de comidas balanceadas.
Aprendizaje basado en la experiencia, que tiene que ver con organizar actividades prácticas como huertos escolares, donde los estudiantes cultiven y consuman sus propios alimentos saludables; realizar visitas a mercados locales para aprender sobre la selección de alimentos frescos y nutritivos.
Fomentar la actividad física es otra medida necesaria que consiste en implementar pausas activas en el aula para combatir el sedentarismo; fomentar la práctica de deportes y juegos recreativos dentro y fuera del horario escolar; establecer retos o competencias saludables que motiven la participación de los estudiantes.
Además, el uso de tecnología y redes sociales con la creación de campañas digitales con información sobre la obesidad y sus riesgos; el desarrollo de aplicaciones o juegos educativos que promuevan hábitos saludables; la difusión de videos, infografías y podcasts sobre el impacto del sobrepeso en la salud.
También es necesario adoptar enfoque interdisciplinario y colaborativo que involucre a docentes, familias y profesionales de la salud en la educación sobre el sobrepeso y la obesidad; fomente la discusión en clases de biología, educación física y ciencias sociales sobre los factores que influyen en la obesidad.
Aunado a políticas escolares y cambios en el entorno para mejorar la oferta de alimentos saludables en las cafeterías escolares; implementar normas que limiten el acceso a productos ultraprocesados dentro de la escuela; crear entornos escolares que favorezcan la actividad física, como espacios de recreo adecuados.
Por último, promover la concienciación emocional y psicológica mediante el desarrollo de programas sobre autoestima y prevención del estigma asociado al sobrepeso, así como ofrecer apoyo psicológico a estudiantes con problemas de alimentación o imagen corporal.
La combinación de estrategias, puede lograr un impacto positivo en la educación del alumnado, ayudándolos a desarrollar hábitos más saludables y prevenir problemas de sobrepeso y obesidad a largo plazo.
Salud mental
El doctor Oliva Sánchez sostuvo que en los estudiantes, el sobrepeso y la obesidad suelen estar asociados con una baja autoestima, inseguridad y ansiedad, debido a la presión social y los estereotipos estéticos promovidos en la sociedad y en redes sociales.
Estas condiciones pueden llevar a problemas de aislamiento, dificultades en las relaciones interpersonales y una menor participación en actividades académicas y sociales. Además, el estigma y la discriminación relacionados con el peso pueden aumentar el riesgo de depresión y trastornos de la conducta alimentaria, como la ingesta emocional o los atracones, afectando su rendimiento académico y su calidad de vida.
En el caso de los académicos, el impacto de la obesidad en la salud mental puede estar relacionado con el estrés laboral, la fatiga y la falta de energía, lo que puede comprometer su motivación, productividad y bienestar emocional. La presión por cumplir con múltiples responsabilidades, sumada a los problemas de salud derivados del sobrepeso, como trastornos del sueño y fatiga crónica, pueden agravar síntomas de ansiedad y depresión, generando dificultades en la enseñanza y la interacción con los estudiantes.
En el personal administrativo, el impacto del sobrepeso y la obesidad en la salud mental puede estar relacionado con jornadas laborales prolongadas y sedentarias, que favorecen la fatiga, el estrés y el agotamiento emocional. Esto puede disminuir su nivel de satisfacción laboral y generar mayores niveles de ansiedad, especialmente en entornos donde las exigencias laborales son elevadas y el acceso a espacios para la actividad física y la alimentación saludable es limitado.
En general, la presencia de sobrepeso y obesidad en la comunidad universitaria no solo afecta la salud física, sino que también influye en el bienestar emocional y psicológico de los individuos, aumentando la vulnerabilidad a trastornos mentales y reduciendo la calidad de vida.
Encuesta ENSAMENS
La encuesta ENSAMENS se llevó a cabo en todas las unidades académicas: Xochimilco, Iztapalapa, Lerma, Cuajimalpa, Azcapotzalco y Rectoría General, con el fin de conocer el estado de salud de la población universitaria.
En la encuesta participaron 3431 mujeres y 2706 hombres. Uno de los aspectos que se estudió fue el referente a problemas de sobrepeso y obesidad.
De la muestra total de alumnado, el 30.61 por ciento presentó sobrepeso y el 13.11 por ciento tuvo niveles de obesidad. Dentro de la población de académicos, la mayor prevalencia fue de sobrepeso, con el 44.57 por ciento, y con un registro del 20.18 por ciento en los niveles de obesidad, mientras que entre los trabajadores administrativos se presentó un 43.55 por ciento en prevalencia de sobrepeso, y 31.42 puntos porcentuales en obesidad.
En Rectoría General se registran los niveles más altos de sobrepeso, con un índice del 46.45 por ciento de la población encuestada, por arriba del segundo lugar, que lo registra la Unidad Iztapalapa con un porcentaje de prevalencia en sobrepeso del 32.9 por ciento. La población con menos sobrepeso fue la de la Unidad Lerma con un 26.66 por ciento de los participantes.
En cuanto a los niveles de obesidad, Rectoría también ocupa el lugar más alto, con el 23.7 por ciento de los encuestados, seguido por Cuajimalpa que registra un 18.19 por ciento; Iztapalapa con 16.12 por ciento; Xochimilco, con 14.76 por ciento, Lerma con 13.07, y Azcapotzalco con 12.92 por ciento.
Los resultados de estos estudios han dado lugar a iniciativas de atención en cada sede para atender factores de riesgo y, sobre todo, de prevención y detección temprana de padecimientos.
Estrategias integrales
Es fundamental que las universidades implementen estrategias integrales que promuevan hábitos saludables, fomenten la actividad física, brinden apoyo psicológico y reduzcan el estigma asociado al peso, garantizando un entorno universitario más inclusivo y saludable para toda la comunidad.
“Actualmente estamos realizando un análisis donde el aumento de la composición corporal, es decir, el incremento del porcentaje de masa corporal sobre todo a expensas de grasa, se asocia con una disminución en la calidad del sueño y es un resultado contundente entre estudiantes, personal académico y administrativo”, apuntó.
Para mejorar este estudio, es esencial dar un mayor seguimiento a la población estudiada, tomando en cuenta como base el modelo de esta encuesta. Es importante recalcar que ya se está trabajando una propuesta de seguimiento en aspectos de salud que tratará de incluir adicciones y salud reproductiva. Se planea focalizar el esfuerzo de acuerdo al perfil del alumnado, personal académico y administrativo, aseveró.