Se dio a conocer que la calidad y cantidad de sueño impacta significativamente en el bienestar emocional y cognitivo de las personas; el sueño es un pilar fundamental para la salud mental y física. Por el contrario, la falta del mismo altera el estado mental, puede generar síntomas de depresión y ansiedad, e incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurológicas. En el ámbito laboral no dormir las horas necesarias puede disminuir la productividad hasta un 20 por ciento.
Los principales trastornos que causan problemas para dormir son el insomnio; la apnea del sueño, afección en la cual la respiración se detiene durante la noche, y el síndrome de las piernas inquietas. El 45 por ciento de la población mundial se ve afectada por problemas para dormir y en México el 30 por ciento de la población sufre de insomnio.
La Dra. Karla Báez, directora de Acceso a la Innovación de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), informó que la deficiencia del sueño puede hacer que la persona se sienta muy cansada durante el día, tarde más tiempo en realizar sus tareas y cometa más errores. “También interfiere con el trabajo, la escuela, la conducción de vehículos y el desempeño social; causa problemas de aprendizaje, concentración y reacción, así como problemas para tomar decisiones, recordar cosas, manejar las emociones y conductas, y adaptarse al cambio”.
Dijo que el insomnio está asociado a muchos trastornos mentales y es un factor de riesgo para padecer depresión clínica. “Además, no conciliar el sueño tiene repercusiones en los procesos del cerebro, ya que no permite que se desechen subproductos metabólicos y algunos están relacionados con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Por otro lado, dormir bien propicia que se fortalezcan las conexiones neuronales que contribuyen al aprendizaje y la memoria.”
En el ámbito laboral, el descanso y la recuperación son elementos esenciales que influyen en la salud física y mental de los trabajadores, y por consiguiente tienen un impacto directo en la productividad.
“La falta de sueño afecta directamente la capacidad de concentración, toma de decisiones y reacción rápida, y genera irritabilidad, lo que hace difícil el intercambio y la convivencia, que son esenciales para el trabajo en equipo. Las habilidades cognitivas se ven disminuidas, lo que se manifiesta en un menor rendimiento laboral”, explicó.
En las empresas el impacto de la falta de sueño en sus colaboradores es significativo, ya que propicia un entorno laboral menos eficiente e incrementa los costos asociados a errores y bajas laborales. El ausentismo laboral es de 1.4 a 2 veces más frecuente en los trabajadores con algún trastorno del sueño.
“Es indispensable que los trabajadores puedan dormir bien, no sólo para evitar el ausentismo, sino para mantener la productividad. Un trabajador bien descansado tiene más energía, es más creativo y puede manejar mejor el estrés, lo que a su vez favorece un entorno laboral más saludable y productivo”, puntualizó.