La Cuaresma es un momento ideal para redescubrir la esencia de la cocina mexicana, y CMR, lo hace posible con su nueva propuesta en Sala Gastronómica, un restaurante que rinde homenaje a la historia culinaria del país a través de elementos, recetas, tradición, texturas, colores, mezclas y fusiones singulares. En esta ocasión y por tiempo limitado, del 11 de marzo al 30 de abril, celebra esta temporada con un menú especial, que enaltece una de las cocinas más emblemáticas del país.
Un viaje por la historia
Ubicada dentro del Museo Nacional de Antropología, Sala Gastronómica, que ha sido clave en la estrategia de diferenciación de CMR, es más que un restaurante; es un espacio de investigación, preservación y evolución de la cocina mexicana, donde la comida se convierte en un puente entre el pasado y el presente. Su propuesta se basa en la selección de ingredientes autóctonos, combinando técnicas tradicionales con innovación gastronómica. Cada platillo refleja la diversidad de las regiones mexicanas y la evolución de su cocina a lo largo del tiempo. Con esta nueva carta, el restaurante busca reivindicar y enaltecer la gastronomía veracruzana, un crisol de influencias prehispánicas, europeas, africanas y caribeñas.
Veracruz es uno de los estados más importantes en la historia culinaria de México. Su privilegiada ubicación en la costa del Golfo de México lo convirtió en un punto de intercambio cultural y comercial desde la época prehispánica, lo que ha resultado en una cocina vibrante, llena de contrastes y sabores únicos.
Sabe a México: un encuentro con la tradición y el sabor
El menú de temporada ofrece una selección de platillos icónicos que destacan los ingredientes y preparaciones típicas de Veracruz:
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Infladita de frijol negro (1 pieza, 100 g) – Un bocado crujiente hecho a base de maíz y frijol negro, acompañado de salsa de la casa, crema de rancho, queso Cotija y crema de aguacate.
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Ensalada tibia con mole de Xico (220 g) – Una combinación de cogollos asados, queso panela asado, elotes tiernos, rábano sandía y papas cambray, con un mole dulce y especiado proveniente de Xico, Veracruz.
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Arroz a la tumbada de Alvarado (240 g) – Un platillo de pescadores creado en el puerto de Alvarado, con arroz caldoso, pescado, pulpo, camarón y jaiba, cocidos con cebolla y especias.
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Chicharrón preparado con mariscos (190 g) – Un plato vibrante con chicharrón de harina, ceviche de camarón, surimi, pulpo y pescado, acompañado de pepino, jícama, aguacate, jitomate, crema de rancho, col morada y salsa macha.
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Pescado veracruzano (500 g) – Huachinango fresco preparado con una salsa veracruzana de jitomate, aceitunas, alcaparras y especias, servido con arroz blanco.
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Pescado en pascal (1 kg) – Robalo en pipián rojo, una receta huasteca que se prepara en celebraciones como bodas y bautizos, acompañado de ensalada verde y arroz.
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Gaznate de pistache y cocada (1 pieza de cada uno, 120 g) – Un postre relleno de pistache y coco, evocando los dulces tradicionales de la región.
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Plátano frito (2 piezas, 150 g) – Servido con helado de plátano, crema de la casa, nibs de cacao y miel de agave.
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Torito de cacahuate (300 ml) – Con ron La Gloria.
“La gastronomía mexicana es Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y en Sala Gastronómica trabajamos para que cada platillo rinda homenaje a esa distinción, no solo cocinamos, contamos historias a través de los sabores. La cocina de Veracruz, es un testimonio de mestizaje y tradición, y con este menú buscamos transportarnos a sus raíces, honrando su historia, destacando identidad y dándole un toque contemporáneo”, comentó Alberto Molina, chef de Sala Gastronómica.
En Sala Gastronómica, la cocina no solo se sirve, se narra. Cada platillo es el resultado de un cuidadoso proceso de investigación, selección de componentes y ejecución que busca capturar la esencia de las regiones de México. Veracruz es una de las joyas gastronómicas del país, con evocaciones a frescura del mar, riqueza de la tierra e influencia de culturas que han dejado su huella a lo largo de los siglos.
El mole de Xico, con su complejidad de especias y notas dulces, el arroz a la tumbada, que rescata la tradición pesquera del Golfo, y el pescado en pascal, que mantiene viva la esencia de la cocina huasteca, son solo ejemplos de cómo la comida puede contar la historia de un pueblo. Sus recetas han sido transmitidas de generación en generación, manteniendo técnicas autóctonas que han resistido la prueba del tiempo. En este menú de Cuaresma, se honra ese legado, permitiendo que cada bocado transporte a los comensales a la calidez de las costas veracruzanas, a la riqueza de sus mercados y al sabor inconfundible del mar y la tierra.
Con esta propuesta, se reafirma el compromiso de Sala Gastronómica y CMR con la difusión de la cocina mexicana, ofreciendo experiencias que alimentan el paladar y conectan con el alma de México.