A lo largo de su historia, el planeta ha enfrentado innumerables sequías, pero la magnitud de estas, se vuelve más complicada por los cambios en los suelos, la alteración de los ríos y otras variables hidrológicas, sostuvo René Lobato Sánchez investigador del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.

La sequía no es un fenómeno reciente, existen condiciones climatológicas que han alterado su decurso, lo que en un futuro no muy lejano podría amenazar el abastecimiento del líquido en la Ciudad de México, indicó.

Además, es uno de los fenómenos naturales más complejos y costosos en cuanto a sus impactos, pues estos pueden verse reflejados en lo ambiental, lo económico, lo social y en la salud y bienestar de las personas.

Esta problemática surge de la falta de la precipitación regulares durante la temporada de lluvias y puede manifestarse tanto en magnitud como duración, con efectos se observan en los ecosistemas y en la dinámica de las sociedades.

El doctor Lobato Sánchez afirmó que además de las consecuencias ambientales conocidas, “también nos enfrentamos a la sequía socioeconómica, un fenómeno que se produce cuando la escasez de agua afecta la economía de una región, generando hambruna, descontento social, inestabilidad laboral y migración, entre otros problemas”.

Explicó que, aunque de acuerdo con el Monitor de Sequía en México (MSM) -herramienta de medición que se basa en índices como la precipitación, la humedad del suelo y la salud de la vegetación-, en el Valle de México actualmente hay condiciones casi normales sobre la disponibilidad del recurso, “debemos mirar hacia adelante y esperar a ver lo que sucede en los próximos meses”.

Refirió que el planeta enfrenta temperaturas sin precedentes, como las registradas por el Observatorio Europeo del Clima y la Salud, que calificó a marzo del 2024, como el más caluroso jamás registrado en la historia. 

Estas alteraciones, resultado del cambio climático, vuelven más agresivos estos fenómenos naturales, por lo que es necesario contar con planes de acción de prevención de riesgo frente a la sequía, tales como el Programa Nacional Contra la Sequía (Pronacose), con protocolos para mitigar sus impactos y establecer las metodologías de aplicación en los organismos de cuenca en México.

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