En mañanera de Presidencia, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informó que fue detenido en la Ciudad de México José Gregorio “N”, alias “El Lastra” o “Comandante Lastra”, líder de una célula delictiva vinculada con el reclutamiento de personas para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El funcionario federal expuso que “estas acciones representan un avance significativo en el esclarecimiento de los acontecimientos ocurridos en el rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco. Esta detención aportará elementos esenciales en las investigaciones que desarrolla la Fiscalía General de la República.
Aseguró que el Gabinete de Seguridad continuará con las investigaciones y acciones operativas para detener a los responsables de estos hechos y llevar la justicia a las víctimas y familias que han sido afectadas por estos grupos criminales”..
Destacó que a José Gregorio “N”, alias “El Lastra” se le identificó que era mano derecha de Gonzalo “N”, alias “El Sapo”, uno de los líderes regionales en Jalisco, Zacatecas y Nayarit, era responsable del reclutamiento durante el periodo de mayo 2024 a marzo 2025.
Explicó que el detenido contaba con un grupo de colaboradores dedicado al proceso de reclutamiento, el cual tenía las siguientes características:
Utilizaban principalmente redes sociales para ofrecer oportunidades laborales falsas, además de usar grupos cerrados donde se mencionan las actividades delictivas. Se identificaron y eliminaron al menos 39 perfiles de reclutamiento en diferentes plataformas
Algunas de estas publicaciones referían ofertas de trabajo para las Cuatro Letras y ofrecían un puesto como guardias de seguridad con un pago de 4 mil a 12 mil pesos semanales.
Los interesados eran citados en centrales de autobuses desde donde eran trasladados al centro de adiestramiento en el Rancho Izaguirre.
El adoctrinamiento consistía en el manejo de armas de fuego y acondicionamiento físico.
Los reclutas, al llegar al lugar, dejaban sus pertenencias y eran uniformados con ropa y botas tácticas, y les retiraban sus celulares.
El entrenamiento tenía aproximadamente un mes de duración, tiempo en el que permanecían incomunicados.
Dependiendo de las aptitudes, a los reclutas se les otorgaba un puesto dentro de la organización. Asimismo, eran asignados a distintas entidades para incrementar el estado de fuerza de la organización.
De acuerdo con el testimonio del detenido llegaron a privar de la vida a las personas que se resistían a recibir el adiestramiento o bien intentaban escapar del lugar.