Los monitoreos de precios de insumos de la canasta básica que realiza la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) muestra que la tendencia inflacionaria al alza sigue constante; en concordancia, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reportó que en la primera quincena de marzo se registró una inflación anual de 3.67 por ciento lo que representa un incremento de 0.14 por ciento respecto a la primera quincena del mes anterior.

Como lo hemos señalado en diversas ocasiones, el entorno inflacionario afecta mayormente a la población más vulnerable, a la ciudadanía de a pie, erosionando los monederos de las amas de casas del país y complicado la manutención de los 35 millones de hogares en México, informa la ANPEC.

Entre las principales causas que provocan este flagelo destacan el aumento en los costos de las materias primas, electricidad, gas, gasolina y diésel, costo de la mano de obra, que indudablemente impactan directamente el costo final de las mercancías amen del encarecimiento de la logística de distribución y suministro.

Aunado se suma la incertidumbre derivada de la guerra comercial arancelaria declarada por Estados Unidos al mundo, lo que ha puesto en estado de alerta a las distintas cadenas de valor productivo y comercial del país, cuyo primer desafío es preservar los empleos que ofrecen.

En los últimos cuatro meses, el consumo ha disminuido drásticamente, al grado de

encontrarse virtualmente en una recesión técnica. Este periodo ha sido particularmente difícil, el consumo se ha ralentizado debido al temor y la precaución de los consumidores, mientras que numerosos proyectos de inversión han quedado en pausa, afectando el desarrollo económico del país.

Todo esto explica el alza de precios en productos alimenticios y de alta demanda popular tales como tortilla, lácteos, snacks, pan, galletas, refrescos y confitería. Si bien este fenómeno inflacionario no es deseable, las condiciones actuales vuelven inevitable el ajuste de precios en distintos segmentos del mercado.

Por ello, la ANPEC reitera que no es alarmismo, pero se atraviesa un periodo de alta presión económica, cuyo origen se extiende hasta la pandemia de COVID-19, simbolizando la factura económica del año y medio anterior.

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