Tras el anuncio del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 25 por ciento a las importaciones de vehículos provenientes de México y otras naciones se pone en riesgo los avances en cooperación como los socios comerciales más importantes de Estados Unidos.
Pero no debemos caer en el pesimismo porque en el corto plazo podría revertirse ya que también tendrá impacto en la economía estadounidense, señala Gloria Estrada, presidenta de la Comisión de Comercio Exterior del Colegio de Contadores Públicos de México.
Los aranceles rompen con los compromisos del Tratado México-Estados Unidos-Canadá, donde se liberaba de aranceles a las mercancías producidas en el territorio de cualquiera de los tres países». El 83 por ciento del comercio de México se ha canalizado a través de este tratado, y el 80 por ciento de las exportaciones tienen como destino a EU.
Si bien Estados Unidos parece determinado a recuperar su industria automotriz y promover la producción interna (back-shoring), México tiene alternativas para enfrentar este reto. La respuesta que ha planteado el gobierno, a través de la negociación y el fortalecimiento de la industria nacional, se presenta como un camino viable para mitigar los aranceles.
Una de las acciones claves en esta estrategia es el Plan México, un conjunto de medidas enfocadas en atraer inversión, promover la industrialización de las regiones del país que fueron olvidadas en administraciones pasadas y fortalecer nuestras capacidades productivas.
“México tiene una red robusta de tratados de libre comercio que abren puertas a más de 50 naciones, y la diversificación de mercados es una de las opciones más viables para enfrentar esta nueva política comercial de Estados Unidos”, asegura la experta en comercio exterior.
En un mundo globalizado «ningún país es autosuficiente en la producción de bienes y servicios para un mercado interno», apunta, y en este contexto, la política proteccionista de Estados Unidos podría tener consecuencias negativas incluso para sus propios ciudadanos.