Se dio a conocer que “Artu” es el primer software y unico software en México que automatiza 100% el cumplimiento normativo (compliance) para actividades vulnerables y fintechs. ¿Por qué debería importarles?. Porque aunque el compliance pueda sonar aburrido, es clave para impulsar la innovación, erradicar la corrupción y reducir el crimen en nuestra región.
Latinoamérica —y en especial México— ha sufrido los estragos de la inseguridad, el narcotráfico y otras actividades ilícitas. Todo el dinero (~ 4% del PIB) que financia estas prácticas se vuelve inútil si no puede ser lavado. Por eso, se ha creado un sistema robusto contra el lavado de dinero, en el que México ha tomado el liderazgo. Pero este sistema también ha impuesto cargas complejas y costosas sobre los negocios legítimos, generando miedo a innovar.
Hoy, muchas empresas destinan hasta un 25% de sus ingresos y el tiempo de su equipo a procesos manuales de compliance, llenos de formularios y proveedores, en lugar de usar esos recursos para crecer. En muchos casos, se recurre al soborno como “atajo”, alimentando una cultura de corrupción que, según el World Economic Forum, es el principal freno al crecimiento económico en Latinoamérica, costando en promedio más del 5% del PIB a cada país.
Por ello, Artu nace para enfrentar este problema y demostrar que hacer las cosas bien no solo es posible, sino rentable. Mientras otros ven el cumplimiento normativo como un obstáculo, Artu lo convierte en una ventaja. Gracias a la inteligencia artificial, automatizamos estos procesos de forma integral, a un costo 15 veces menor y con una eficiencia mucho mayor.
Artu no es solo soware. Es una declaración: hacer las cosas bien es un mejor negocio que hacerlas mal. Con Artu, combatimos la corrupción, el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, y usamos esa energía para construir una región ética, innovadora y comprometida con un futuro mejor.
Artu representa meses de trabajo, coraje, entrega y sacrificio. Es el resultado de un equipo que dejó atrás la estabilidad económica, relaciones y comodidades, trabajando 24/7 por una misión en la que creemos profundamente. Alex y yo dejamos Nueva York para hacerlo realidad, y Kevin se une desde Uruguay con el mismo compromiso.
Este emprendimiento nació hace siete meses, mi socio Alex y yo decidimos dejar nuestras carreras en McKinsey y Goldman Sachs en Nueva York para perseguir un sueño que llevábamos tiempo gestando. Recuerdo que, en ese momento, me llegó una oferta increíble de un hedge fund que parecía irresistible, capaz de triplicar mi salario. Sin embargo, mi corazón me decía otra cosa. Con eso hable con Alex los dos decidimos dejar todo (trabajo, novia, dinero y amigos) para venir a cumplir nuestro sueño. Era el momento de emprender y transformar la manera en que las empresas en México enfrentan la burocracia y el cumplimiento normativo.
Mi experiencia previa como founder de un Fintech me mostró de primera mano cómo el compliance que esta lleno de burocracia y procesos manuales podían costarle a una empresa hasta un 12% de sus ingresos, frenando su crecimiento, fomentado la corrupción y desalentando la innovación. Esta realidad nos impulsó a buscar una solución que no solo simplificara el cumplimiento de la ley, sino que también permitiera a los emprendedores centrarse en lo que realmente importa: hacer crecer sus negocios.
Así nació Artu. Con la ayuda de la inteligencia artificial, diseñamos una plataforma que automatiza el compliance de principio a fin, reduciendo esos costos de cumplimiento 10X y eliminando las complicaciones burocráticas. Hoy, nuestro compromiso es claro: liberar a las empresas de cargas innecesarias para que puedan enfocarse en su verdadero potencial.
Esta decisión de seguir a nuestro corazón y apostar por el emprendimiento ha sido, sin duda, uno de los pasos más arriesgados y emocionantes de nuestras carreras. Artu es la manifestación de nuestra convicción de que, con innovación y pasión, podemos derribar barreras y abrir un camino hacia un futuro más dinámico para el ecosistema empresarial en México.
Juan Pablo: Originalmente soy de México, pero crecí viviendo en 8 países, lo que me brindó una perspectiva global desde muy temprano. Estudié en la escuela de negocios de Wharton en Philadelphia, donde lancé mi primer proyecto: Pagame. Con Pagame creamos el primer Fintech de Bolivia, conectando el banco central con plataformas tecnológicas. Tras dos años, la burocracia y la corrupción hicieron que el gobierno boliviano se llevara mi proyecto. Luego, pasé dos años en McKinsey en Nueva York, especializándome en proyectos de inteligencia artificial.
Además, tengo el honor de ser guest speaker en clases y clubes de Wharton, compartiendo mi experiencia como emprendedor, y fui profesor de boxeo en la misma institución.
Alex: Alex, originario de Monterrey y con una etapa en Chiapas, siempre sintió la pasión por crear y construir cosas nuevas. Decidió estudiar programación en la Universidad de Notre Dame, lo que le permitió desarrollar una base técnica sólida. Luego, trabajando en el departamento de compliance de Goldman Sachs, acumuló una experiencia invaluable que ha sido clave para impulsar el desarrollo de Artu.
México es una tierra de contrastes impresionantes. Un país con una cultura rica, gastronomía admirada mundialmente y un talento emprendedor indiscutible. Sin embargo, México también carga con una sombra pesada: la corrupción. Este mal cuesta al país más de $25 mil millones de dólares anuales, donde casi la mitad de las empresas (48%) han pagado sobornos tan solo en el último año. El impacto económico es gigantesco, representando en promedio un 14% de los ingresos de una empresa mexicana destinado únicamente a sobornos.
Esta realidad golpeó de cerca a Juan Pablo Ramírez y Alejandro Gutiérrez. Con brillantes carreras en Nueva York en McKinsey y Goldman Sachs respectivamente, tenían vidas aparentemente perfectas. Juan Pablo, exfundador de la primera Fintech de Bolivia, Pagame, ya había sentido cómo la corrupción y la burocracia pueden destruir una startup prometedora. Alejandro, ingeniero especializado en compliance, veía a diario los enormes costos de procesos manuales e ineficientes. Juntos tomaron una decisión valiente: renunciar a todo—trabajo, estabilidad financiera y relaciones—para crear una solución que cambiara el juego por completo.
Así nació Artu, el único soware en México que ofrece compliance 360° completamente automatizado para actividades vulnerables y fintechs. Usando inteligencia artificial, Artu simplifica radicalmente los procesos regulatorios, reduciendo en hasta 15 veces los costos tradicionales de compliance y siendo hasta 8 veces más barato que sobornar a funcionarios. “Hacemos que cumplir la ley sea más barato que romperla”, afirma Juan Pablo.
La misión de Artu es contundente: eliminar las barreras burocráticas que fomentan la corrupción, impulsando una región más ética e innovadora. Hoy, mientras otras empresas destinan hasta un 25% de sus ingresos al compliance tradicional, los clientes de Artu ahorran significativamente, liberando esos recursos para innovación y crecimiento.
La decisión de dejar sus prestigiosas posiciones en Wall Street fue arriesgada. Juan Pablo incluso rechazó una oferta salarial que triplicaba sus ingresos. “Mi corazón me decía otra cosa. Necesitábamos actuar, México necesita innovación real y ética”, dice Juan Pablo. Alex complementa: “Sabíamos que el impacto era mayor al riesgo personal. Artu es nuestra apuesta por un futuro diferente”.
Con una reciente ronda de inversión inicial que llevó su valuación a $3.7 millones de dólares, Artu ya está demostrando el poder transformador de combinar tecnología y propósito. No se trata solo de soware; es una declaración clara de que hacer las cosas bien puede y debe ser más rentable que la corrupción.
Juan Pablo, con raíces en México y una vida que lo llevó por ocho países antes de especializarse en IA en McKinsey, aporta visión global al proyecto. Alejandro, originario de Monterrey, aporta una sólida experiencia técnica y de compliance adquirida en Goldman Sachs.
Artu es más que una startup: es un movimiento. Un movimiento hacia un México donde las empresas ya no tengan que elegir entre integridad y rentabilidad. Gracias a Artu, esa elección ahora es clara, rentable y profundamente transformadora.