Por Juan Carlos Díaz, People & Organization Head at Siemens Mexico & Central America

El miedo al cambio es una reacción común y natural de los seres humanos, especialmente en el contexto de la transformación digital. Sin embargo, es importante romper este paradigma pues no solo se trata de saber usar herramientas tecnológicas para llevar a cabo las actividades diarias de empresas, gobiernos, y sociedad en general, sino de entender cómo estas pueden revolucionar los negocios y convertir los desafíos en oportunidades.

Fereshta Mostamandy, creadora de Siemens Talent Network, subraya en su artículo What role does mindset play in culture change?[1] que, en el entorno empresarial, las personas pasamos la mayor parte de nuestro tiempo de vida trabajando y, bajo esta premisa, deberíamos querer que nuestro trabajo también nos haga felices. Es decir, que encontrar sentido y propósito en nuestro trabajo parece ser cada vez más importante conforme la transformación digital avanza en todas las industrias y sectores económicos.

Sin embargo, la transformación digital es un cambio de mentalidad pues mientras que la inversión global en transformación digital se proyecta alcanzar los 3.4 billones de dólares para 2026 según la consultora IDC, el éxito de estas iniciativas depende más de la mentalidad que del presupuesto.

Esto se traduce en que dejemos atrás la resistencia al cambio y adoptemos una mentalidad proactiva, abandonar viejas prácticas e incorporar la agilidad, la innovación y la adaptabilidad a los procesos de negocio. Implica fomentar una cultura que valore la experimentación, el aprendizaje continuo y la colaboración entre todas las áreas.

Un estudio realizado por Harvard Business Review Analytic Services en 2020, reveló que el 75% de los líderes empresariales consideran que la resistencia al cambio es una de las principales barreras para el éxito de las transformaciones organizacionales. Este hallazgo subraya la importancia de abordar la resistencia al cambio de manera efectiva para lograr resultados positivos en las iniciativas de transformación cultural.

En el contexto de la transformación digital, la experta Mostamandy asegura que la cultura dentro de las empresas está representada por las personas y ayuda a todos a disfrutar de una sensación de bienestar y sentir que están haciendo alguna contribución a un objetivo mayor. Este sentimiento positivo permite que las personas se sientan conquistadas por la idea del cambio. Más aún si la velocidad, la innovación y los procesos informales demuestran ser recursos y ya no son impulsados únicamente por la administración, llevando a las personas a asumir parte de la responsabilidad.

De acuerdo con la consultora global McKinsey, 70% de las transformaciones digitales fracasan, no por fallas técnicas, sino por resistencia cultural y falta de visión compartida. Además, en América Latina, donde solo el 40% de las empresas tienen estrategias digitales maduras según el BID, la necesidad de un cambio de mentalidad es aún más urgente. Las empresas están descubriendo “a la mala”, que la tecnología más avanzada es inútil sin personas preparadas para aprovecharla.

Lograr un cambio cultural transformador requiere de un cambio de mentalidad, pero ¿Cómo logramos reprogramarnos? A menudo, estamos demasiado enfocados en las expectativas de los demás y perdemos el enfoque en nosotros mismos. Para que el cambio cultural sea verdaderamente transformador, cada individuo debe ser consciente al tratar consigo mismo y con los demás. Todo lo que somos capaces de controlar son nuestros propios pensamientos y nuestra visión de los eventos: nuestra mentalidad.

Es decir, si aprendo a reconocer lo que es importante para mí y siempre lo tengo en mente, entonces poco a poco puedo dejar ir las cosas que son “sin importancia”. Este no es un proceso que ocurra de un día para otro. Se trata de un proceso que requiere de un compromiso paciente para darle más importancia a nuestra voz interior.

Con este panorama, actualmente el coaching se está convirtiendo en una parte cada vez más importante del papel de un líder. Los directivos deben ser capaces de alterar sus perspectivas, ejercer empatía y sacar lo mejor de todos. Por lo tanto, el liderazgo moderno no está tan alejado del coaching.

En Siemens creemos que todas las personas, de todas las profesiones tienen la gran oportunidad de expandir sus habilidades en el trabajo y en la vida. Es por lo que impulsamos el empoderamiento y la mentalidad de crecimiento que permitirá mantenernos resilientes, adaptables y con un valor en el mercado.

Cualquier persona que se sienta apreciado está llena de energía y creatividad. Si en el proceso, aprendemos a trabajar con y para los demás, las piezas del rompecabezas se unen para formar una imagen maravillosa y magnífica. No es fácil transformar la cultura, pero poco a poco se llega al objetivo.

Definitivamente la cultura moldea a las personas y sus acciones, mientras que al mismo tiempo las personas moldean la cultura. La estrategia de transformación y la cultura siempre van de la mano. Una estrategia sin considerar la cultura no perdurará y será solo una iniciativa más. Mientras que la estrategia define la dirección y el enfoque, la cultura es el hábitat donde la estrategia vive o muere.

La mentalidad de los empleados y líderes determina cómo se percibe y se acepta el cambio. Una mentalidad abierta y positiva facilita la adaptación y la implementación de nuevas prácticas. Además, una mentalidad que valora la colaboración y el trabajo en equipo fortalece las relaciones entre los empleados y mejora la cohesión organizacional.

Así que el mensaje es claro, la transformación digital no empieza con tecnología ¡empieza en las personas!.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *