En las ciudades del país, la iluminación pública ha dejado de ser un simple tema de infraestructura para consolidarse como una herramienta de seguridad. Así lo revela el estudio “México Iluminado: Cuando las Calles Brillan, la Delincuencia se Esconde”, del Colegio de Urbanistas de México (ECUM), que subraya el impacto directo en la calidad de vida.
Según datos del INEGI y ECUM, una iluminación adecuada puede disminuir hasta en un 30 por ciento delitos como robos y asaltos, mientras que el 75 por ciento de los ciudadanos se sienten más seguros al transitar por calles bien iluminadas, contrastando con el 45 por ciento en zonas con deficiencias lumínicas.
De acuerdo con la Cámara Nacional de Comercio, las calles bien iluminadas aumentan hasta en un 40 por ciento las actividades comerciales y sociales nocturnas. Además, contribuyen a la accesibilidad al reducir en un 50 por ciento los accidentes viales relacionados con caídas, especialmente en adultos mayores.
El ECUM informa que la transición a tecnología LED representa un punto de inflexión en términos económicos y ambientales. Esta modernización podría reducir en un 60 por ciento el consumo energético y disminuir en un 30 por ciento la contaminación lumínica.
Se estima que el costo estimado de renovar los 10 millones de luminarias en México ronda los 300 mil millones de pesos, pero los beneficios incluyen ahorros anuales por 9 mil millones de pesos y una reducción de más de un millón de toneladas de CO₂, según la CONUEE.
Pese a los beneficios, el alumbrado público enfrenta desafíos significativos. El vandalismo representa hasta el 30 por ciento de las fallas en luminarias, mientras que la obsolescencia tecnológica (principalmente lámparas de sodio) contribuye con otro 25 por ciento.
Las estrategias de urbanismo moderno deben incorporar enfoques integrales como los senderos seguros, que combinan iluminación, cámaras, botones de pánico y arte urbano.
Según ONU Mujeres, estas medidas han incrementado en un 60 por ciento la percepción de seguridad entre mujeres al transitar de noche. El arte urbano, además de embellecer, disminuye el vandalismo en un 25 por ciento y fomenta la identidad comunitaria, generando incluso un aumento del 20 por ciento en la participación ciudadana.