Arturo Pueblita, presidente del Colegio de Abogados y nuevo integrante de la Academia de Jurisprudencia y Derecho en México, explicó que es una urgencia nacional que las leyes que rigen la protección de la biodiversidad, ecosistemas y calidad de vida humana y animal, deben cumplirse, pues no están tan indispensable su actualización sino su cumplimiento.
Abundó que entidades industriales como Querétaro y el bajío, así como la frontera norte, requieren de gran énfasis y coordinación entre autoridades municipales, estatales y federales para que las empresas en dichas regiones cumplan sus normas ecológicas.
“Un punto que debe ser muy bien atendido es que no es sólo mandar inspectores a que revisen a pequeñas, medianas y grandes empresas y cumplan sus requerimientos ambientales; es que se exija un cumplimiento adecuado, bajo parámetros legales adecuados. Siempre con vigilancia adecuada de los propios inspectores para que no caigan en la corrupción y se permita que las corporaciones contaminen sin ser multados”, subrayó.
Expresó que muchas leyes que tienen relación con los ecosistemas y biodiversidad como Cambio Climático tienen en promedio unos 20 años sin ser actualizadas, no es esa la prioridad, pues son normativas fuertes y bien estructuradas, “lo importante es que se cumpla por los actores privados y públicos, es ahí donde el país tiene grandes problemas”.
El experto lamentó que en el último sexenio federal al medio ambiente se le hizo de lado y las dependencias del sector verde se volvieron compartas de graves daños ambientales como fue el Tren Maya, que podo miles de árboles; la refinería Dos Bocas, que impulsa los energéticos fósiles; el Aeropuerto Felipe Ángeles, etc., obras que se les omitió hacerles su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).
“En este tipo de casos, se tiene un gran papel de las organizaciones de la sociedad civil, que por años han establecido amparos y demandas contra el no actuar gubernamental para cumplir las leyes ambientales que ellos mismos establecieron”, dijo.
Recordó que el Colegio de Abogados impulsó diversas normativas de derecho ambiental que hasta se han presentado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que no existan obras federales que se escuden en el epíteto de “interés de la nación” y no hagan sus estudios de impacto ambiental.
“Ojala se tenga una nueva y diferente política ambiental de este sexenio de Sheinbaum Pardo que al momento se mantiene con un “no cambio” y es lamentable que la Secretaría de Medio Ambiente federal y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), sigan sin actuar de forma adecuada para que se cumplan las leyes”, acotó.
Por su parte, la escritora Lucia Moreno, que acaba de presentar su libro “Inteligencia Natural”, enfatizó que se debe regular lo que los fabricantes nos venden y que, de ser cierto lo que afirmo, todos estaríamos enfermos. Lo que pasa es que los consumidores nos enfrentamos a una contaminación silenciosa y desconocida porque no sabemos cómo o por qué está ocurriendo. Eso hace que sea mucho más difícil de evitar”.
La clave es que, como consumidores, debemos estar informados de lo que nos están vendiendo. Debemos aspirar a ser consumidores eco-informados, de modo que cada decisión de compra tenga el menor impacto negativo posible sobre nuestra salud y sobre el medio ambiente, dijo.
Siempre se debe trabajar para evitar el “lavado verde”, o greenwashing en inglés, que es una práctica de marketing deshonesta. Donde las empresas usan afirmaciones engañosas o exageradas para hacer que sus productos o servicios parezcan más amigables de lo que son con el medio ambiente, con la salud o con la justicia social.
“No todo el trabajo debe estar del lado del consumidor, es urgente una modificación en el reglamente de la Ley General de Publicidad en cada país, que regule la publicidad engañosa y desleal, así como se hicieron modificaciones en las bebidas alcohólicas y en el tabaco”.
Expuso que se argumentó que había que reactivar la economía. “La industria química está produciendo miles de sustancias sintéticas fuera del límite permisible cuyos riesgos en la salud humana, animal y del planeta no pueden ser evaluados y monitoreados porque son tantas que no hay posibilidad de que puedan ser estudiadas, no solo por su cantidad, sino también porque no ha pasado el tiempo necesario para estudiar los riesgos de su producción”.
Los artículos de limpieza, al igual que los cosméticos y los artículos de aseo personal que compramos en el supermercado, están compuestos de una serie de sustancias sintéticas, reguladas y en las dosis adecuadas; pero ahora se sabe que afectan en algún grado nuestra salud, dijo.