Un estudio realizado por la consultora independiente, Dive Marketing, analizó tendencias de fidelidad, infidelidad, relaciones abiertas entre parejas, etc., entre personas en México, Colombia, Argentina y Brasil, señalando que de los encuestados, destaca que el 54 por ciento de los mexicanos ha participado en algún tipo de no monogamia en algún momento de su vida.
La más practicada ha sido la infidelidad con un 33 por ciento, seguida de las relaciones abiertas (26 por ciento), el poliamor (9 por ciento), swinger (9 por ciento), la anarquía relacional (8 por ciento), triadas (6 por ciento), la polifidelidad (5 por ciento cada una) y la menos practicada es la poligamia (4 por ciento). Esto sugiere que, aunque hay un interés creciente en explorar relaciones consensuadas fuera de la monogamia tradicional, la infidelidad sigue siendo la forma más común de transgresión a los modelos convencionales.
“La forma en la que nos relacionamos sexoafectivamente está en constante cambio, y hemos visto cómo las relaciones no monogámicas están cobrando cada vez más relevancia en Latinoamérica. Si bien comenzamos como una plataforma de citas extramatrimoniales, hemos evolucionado junto con la sociedad y las diferentes formas de amar. Por eso, con este estudio quisimos entender mejor la realidad de este tipo de relaciones en México y la región”, comparte Silvia Rubies, directora de Comunicación de la plataforma de romance Gleeden Latam.
Ahora bien, aunque el interés por explorar otros modelos relacionales es creciente, las barreras sociales y emocionales siguen influyendo en las decisiones individuales. En México, existe un profundo miedo a que la pareja se rompa al experimentar con las no monogamias. La principal barrera para la no monogamia es el respetar acuerdos y límites de la pareja (39 por ciento), seguida de la ética y moral (30 por ciento) y la confianza (20 por ciento).
En general, una preocupación común dentro de las prácticas no monógamas es la capacidad de la pareja para sobrevivir a la transición hacia este tipo de relaciones. En México, por ejemplo, esta preocupación supera a otros factores como la presión social y los recursos personales disponibles para llevar a cabo la práctica, como el tiempo y la energía necesaria para gestionar múltiples relaciones. Sin embargo, a pesar de la gran preocupación que genera este cambio, la separación rara vez ocurre, siendo experimentada por solo el 5 por ciento de las personas.
Analizar la creciente tendencia de las relaciones no monógamas en América Latina revela cambios profundos en las estructuras sociales y afectivas. Permite comprender mejor la diversidad de los vínculos, las negociaciones de género y poder dentro de las relaciones, y cómo las influencias culturales tradicionales interactúan con nuevas formas de intimidad y compromiso.
Durante la presentación del estudio llamado “No Monogamia en Latinoamérica”, Paulina Millán, Sexóloga y directora de IMESEX afirmó que «El juicio moral y el rechazo social son obstáculos que las personas en relaciones de no monogamia ética siempre han enfrentado, principalmente cuando hablan abiertamente sobre sus vínculos. Quizá sea esta la razón por la que, aunque una buena parte de las personas querría dejar atrás la infidelidad, en la práctica resulta más sencillo mantener ocultos ciertos vínculos.”
De acuerdo al estudio realizado por Gleeden y DIVE Marketing, 83 por ciento de los latinoamericanos considera que los menores de 25 años tienen mayor apertura hacia la diversidad. Además, se cree que en el futuro no habrá practicas sexoafectivas predominantes, existiendo diversidad relacional.
Al respecto, los mexicanos consideran que las generaciones menores de 25 años, se relacionan más con la libertad y el disfrute sexual (90 por ciento), la libertad y el disfrute emocional (86 por ciento) y la exploración, curiosidad y apertura hacia la diversidad (84 por ciento). Esto podría indicar que los jóvenes mexicanos son vistos como una generación que se distancia de los modelos monógamos convencionales y está más abierta a explorar alternativas no monógamas y otras formas de libertad afectiva.
Asimismo, los mexicanos proyectan que en el futuro habrá una tendencia creciente por la mezcla de tipos de relaciones (36 por ciento) y la soltería y los vínculos artificiales (24 por ciento).
“No existe un modelo relacional ideal para todas las personas. Cada tipo de relación tiene ventajas y desafíos que no necesariamente están vinculados con la exclusividad sexoafectiva. Por otro lado, la base de cualquier vínculo saludable es la misma y se centra en aspectos como la confianza, el respeto, la honestidad, la comunicación y la libertad”, concluyó.