El robo a casa habitación se destaca como uno de los delitos que más afectan la tranquilidad de las familias mexicanas. Aunque las cifras a nivel nacional muestran una ligera disminución, con 41,673 casos registrados entre enero y noviembre de 2024 frente a los 50,748 en 2023, la incidencia no deja de ser alarmante.

Uno de los diversos motivos que argumentan los invasores de viviendas es “no tener acceso a crédito, no tener recursos o decirse engañados por alguien que les rento” presenta un porcentaje alto en la mayoría de las entidades federativas, 14 estados se encuentran por arriba del dato nacional, destacan Guerrero y Chiapas con 68 y 67 por ciento, respectivamente; en el extremo se encuentra Yucatán, en donde solo 36 por ciento señaló este motivo. En el caso de Querétaro, se coloca en el segundo lugar nacional con menor porcentaje con un 41 por ciento y por ende, un mejor control de este delito.

Por entidad federativa, los estados donde se presenta un mayor porcentaje de viviendas requeridas para renta, compran o construcción en relación con las viviendas particulares habitadas están Guerrero, Tlaxcala, Tabasco, Chiapas, Baja California Sur y Ciudad de México con porcentajes superiores al 29 por ciento. En este tenor, el estado de Querétaro, tiene un porcentaje de 23.3 por ciento; colocándose en el sitio 17 nacional.

Las entidades que lideran dicho delito son el Estado de México, una de los Estados más densamente pobladas del país, lidera las estadísticas con 5,751 casos de robo a casa habitación durante este año, seguido por la Ciudad de México (2,811) y Guanajuato (2,596).

Pero los datos no terminan ahí. Edomex también registra la tasa más alta de delitos de alto impacto en general, con 484 casos por cada 100 mil habitantes, casi el doble del promedio nacional (265).

A pesar de que el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública reporta que el 90 por ciento de estos delitos, es decir, 37,480 casos, se realizaron sin violencia -un dato que evidencia que los robos suelen ocurrir cuando las viviendas están vacías- las cifras recuerdan la constante vulnerabilidad de los hogares en el país.

Esto es clave considerando que, de acuerdo con el Inegi, el costo total a consecuencia de la inseguridad y delitos en hogares representó, en 2024, un monto de 282,000 millones de pesos; esta cifra equivale a un costo promedio de 6,853 pesos por persona afectada.

Cabe mencionar que el Coneval señala que existen 6.1 millones de viviendas vacías en el país, un 14 por ciento del total nacional. Mientras que déficit de casa es superior a los 8 millones de unidades.

Mientras que el INEGI, estima que en 10.6 millones de hogares (27.5 por ciento del total del país –último dato censado-), al menos una o uno de sus integrantes fue víctima del delito (de todo tipo). Este porcentaje fue similar al de 2022. Para 2023, el número de víctimas de 18 años y más se estimó en 21.9 millones, lo equivalente a una tasa de 23,323 víctimas por cada 100 mil habitantes (prevalencia delictiva).

Al comparar con 2022, en 2023 la tasa de prevalencia disminuyó en 4 entidades federativas, aumentó en 7 y no tuvo cambios en 21. En 2023, las tasas más altas se registraron en el estado de México, con 32 971; Aguascalientes, con 32,798, y Ciudad de México, con 32,497. Las tasas más bajas se presentaron en Oaxaca, con 13,274; Chiapas, con 14,139, y Michoacán, con 14,993.

Respecto a la situación que guarda la inseguridad pública en las entidades federativas, las que obtuvieron los porcentajes más altos fueron: Morelos, con 90.1 por ciento; Guanajuato, con 87.5 por ciento, y Zacatecas, con 87.4 por ciento. Las que resultaron con los porcentajes más bajos fueron: Baja California Sur, con 30.1 por ciento; Yucatán, con 30.6 por ciento, y Coahuila, con 37.6 por ciento. El estado de Querétaro, con 54.4 por ciento, en el sexto sitio nacional.

Mientras que el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, señala que el estado de Querétaro, en los últimos 5 años, presenta una disminución de -22 por ciento en actos delictivos. Ubicándose en el sitio 21 a nivel nacional, siendo el líder, la entidad de Yucatán con un -85 por ciento.

En los resultados de la Encuesta Nacional de Vivienda del INEGI, 28.7 por ciento se encuentra entre 11 y 20 años de construidas; y 24.6 por ciento de las viviendas en el país tiene 31 o más años. Las viviendas más recientes, 10 años o menos de construcción, representan un 22.5 por ciento. De este porcentaje se deriva un 9 por ciento de las viviendas que pueden denominarse como nuevas (con 5 o menos años de antigüedad), y que en un análisis por entidad federativa se destaca que es Baja California Sur el estado con el porcentaje más alto de vivienda nueva, con un 21.1 por ciento, seguido de Quintana Roo con 16.2 por ciento; en el extremo se encuentra la CMDX en donde únicamente un 3.4 por ciento de las viviendas está en este rango de años de construcción.

En relación a viviendas construidas con al menos 55 mts2, el estado de Querétaro suma un 23.5 por ciento de sus viviendas con esta característica, que le coloca en el sitio 14 nacional con menos casas de ese tamaño; los líderes nacionales son Aguascalientes, Coahuila y Zacatecas.

El problema más frecuente en las viviendas del país es la humedad y filtraciones de agua, y por entidad federativa notoriamente se observa cómo aquellas ubicadas en el sureste son las más afectadas, Tabasco y Yucatán presentan el mayor problema con 85 y 77.2 por ciento, correspondientemente; dato que indica que entre 9 y 8 viviendas de cada 10 en dichos estados respectivamente tienen esta problemática. Les siguen Campeche, Chiapas y Quintana Roo con 6 de cada 10 viviendas con esta situación. En el caso del estado de Querétaro, tiene un 38.5 por ciento de casas con este problema; siendo la sexta entidad con menos problemática de este tipo.

Mientras que Tabasco destaca con un 74.6 por ciento de las viviendas particulares habitadas que presentan problema de grietas o cuarteaduras en techos o muros. Le sigue Oaxaca y Chiapas con 53.9 y 53.8 por ciento respectivamente. Por su parte, las entidades del centro occidente son las menos afectadas por dicha situación, Aguascalientes presenta 25.7 por ciento y Jalisco 27.1 por ciento. En este tenor, Querétaro tiene un porcentaje de 32.7 por ciento; siendo el sitio sexto nacional en tener menos este conflicto.

La protección del patrimonio no solo es una medida preventiva, sino una respuesta tangible a una problemática latente. El papel de los seguros de hogar no debe entenderse únicamente como una solución financiera, sino como una herramienta estratégica que permite a las familias enfrentarse con mayor resiliencia a los riesgos inherentes de su entorno. En un país donde los hogares siguen siendo blancos potenciales de la delincuencia, estar preparado no es opcional, es esencial.

En este contexto, asegurar el patrimonio familiar se vuelve indispensable. Y es aquí donde el papel de los seguros de hogar se posiciona como una necesidad clave frente a estos riesgos.

Contar con un seguro de hogar no es un lujo, sino una necesidad en un entorno donde los robos afectan a miles de familias al año. Zurich, experto global en soluciones de seguros, destaca la importancia de contar con una protección que además de resguardar los bienes materiales también ofrezca tranquilidad emocional ante la posibilidad de un incidente.

Un seguro de hogar adecuado debe cubrir una amplia gama de riesgos. Desde pérdidas materiales ocasionadas por robos, hasta daños por desastres naturales como inundaciones, incendios y sismos. Además, es crucial que incluya protección por responsabilidad civil, cubriendo los daños accidentales a terceros causados a los miembros de la familia o incluso por el personal doméstico.

Zurich subraya que estos seguros no están limitados a los propietarios de viviendas. Ya sea que una persona sea propietario, arrendador o arrendatario, el acceso a un seguro de hogar es igualmente relevante. Por ejemplo, los inquilinos, que ocupan el 16.4% de las viviendas del país, pueden proteger sus pertenencias dentro de una vivienda rentada, mientras que un arrendador puede asegurarse contra daños causados por inquilinos o eventos fortuitos que afecten su propiedad.

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