El año 2021 cerró con niveles alarmantes de pobreza laboral: 33 millones de personas trabajan y carecen de ingreso suficiente para cubrir el costo de dos canastas básicas, son 2/3 de la población ocupada (66.6 por ciento) y 34.5 millones de personas ocupadas carecen de afiliación al seguro social, son 6 de cada 10 personas ocupadas (61 por ciento), informa el 12º Reporte del Observatorio de Trabajo Digno, de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

Estas carencias niegan el derecho al trabajo digno. Estas mismas carencias son las variables más altas en la medición de la pobreza. El trabajo se convierte en fábrica de pobreza, en lugar de ser la puerta de salida, denuncia el documento. La causa de esta realidad estructural de es que durante muchos años se ha promovido la creación de empleo sin importar su calidad.

Los salarios quedaron deprimidos por la etapa de inflación y no han recuperado su valor. El salario mínimo perdió el 70 por ciento de su valor entre 1976 y 1996. Muchos de los trabajos creados en los últimos años son de bajos salarios. Entre 2012 y 2018 se perdieron casi 1 millón de trabajos bien remunerados, con ingreso superior a 5 canastas básicas (19,585 pesos).

A fines de 2021, solo el 4.4 por ciento de la población ocupada tenía trabajos bien remunerados. Se agregó que los nuevos trabajos del futuro en empresas basadas en plataformas tecnológicas se presentan como independientes, con horario flexible y autonomía. Sin embargo, esos modelos de negocio evaden el pago de salarios fijos, pues pagan “por comisiones”. Y sobre todo evitan el pago de prestaciones sociales y de contratos estables.

La contratación temporal y la falta de contrato siguen afectando a más de la mitad de quienes tienen trabajo asalariado y subordinado (52 por ciento, es decir 18.6 millones de personas). Pese a la reforma para erradicar el outsourcing, aún no se percibe un cambio.

La tasa de desempleo de las mujeres es casi el doble (20 vs 11 por ciento) que los hombres, afectando a 5 millones 530 mil mujeres que buscan trabajo o están disponibles y listas para trabajar. La exclusión también afecta a 14 millones 500 mil mujeres que laboran en el hogar.

Los trabajos con bajo salario y sin prestaciones son más frecuentes en los estados del sur sureste y en las unidades económicas micro y pequeñas. Sin embargo, también está presente en la gran y mediana empresa, donde la mitad de las personas carecen de salario suficiente (46 y 53 por ciento respectivamente).

Por ello, en el marco del 1º de mayo se hizo un llamado a las autoridades para colocar los derechos laborales al centro del modelo económico. No puede haber reducción de la pobreza sin recuperación salarial. Además que las empresas deben comprometerse a pagar salarios justos en todos los niveles laborales.

Igualmente se debe impulsar la capacitación sobre derechos laborales a jóvenes que se incorporan al trabajo, a fin de hacer realidad los cambios de la reforma laboral en materia de justicia laboral y sindicalismo independiente con acceso equitativo de género a las plazas laborales.

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