El concepto de empleo de por vida ha ido muriendo lentamente en los últimos 50 años. Aunque la antigüedad laboral promedio en los Estados Unidos ha aumentado en las últimas décadas a medida que las y los trabajadores han envejecido, la persona promedio cambiará de trabajo 12 veces en su vida. La pandemia representó otro golpe.
En Europa, los subsidios gubernamentales se enfocaron, principalmente, en empresas que retuvieron a los trabajadores despedidos. Sin embargo, la mayor parte de los subsidios se distribuyeron directamente a los trabajadores despedidos, ampliando el conflicto entre trabajadores y empleadores.
Más de 50 millones de estadounidenses renunciaron a sus empleos entre enero de 2021 y febrero de 2022. Algunos lo llaman la ‘Gran Renuncia’, pero como mínimo, es un Gran Reajuste. Una investigación de Bain & Company reveló que el 58% de los trabajadores a nivel mundial se están replanteando su equilibrio entre la vida laboral y personal como resultado de la pandemia.
Muchos trabajadores están reconsiderando lo que quieren de un trabajo; las empresas están reconsiderando cómo pueden crear los equipos de trabajo que necesitan para afrontar el camino turbulento e incierto que tienen por delante. Esas turbulencias incluyen la recuperación del mercado laboral tras las disrupciones relacionadas con el COVID, el aumento de la inflación y el creciente riesgo de recesión.
Recientemente, se ha hecho mucho para mejorar la remuneración y la flexibilidad en respuesta a la pandemia y a la ‘Gran Renuncia’, pero se ha hecho mucho menos para abordar la seguridad laboral. Eso es un error.
La seguridad laboral es uno de los tres factores que más importan a las y los empleados, según una reciente encuesta de la marca Bain & Company sobre las preferencias de los trabajadores. Los factores que definen el contenido del trabajo o la naturaleza del entorno laboral son importantes, pero están mucho más abajo en el orden de preferencias.
Históricamente, la seguridad laboral era el núcleo del contrato social entre el trabajador y la empresa. Las tendencias a largo plazo como el outsourcing, la reubicación de sitios de producción y la automatización han acabado con ese contrato para muchas y muchos obreros. Además, la digitalización y la automatización acelerada han hecho lo mismo con los trabajadores de oficina en empleos del campo del conocimiento. Cuando tu actividad «humana» está a un algoritmo de ser realizada por una computadora, la seguridad laboral se desmorona. Esta inseguridad es una de las principales razones por las que las y los trabajadores buscan nuevos empleos.
Por otro lado, actualmente muchos empleadores creen que las habilidades adquiridas a través de la formación y la educación formal sólo son capaces de mantener a los trabajadores relevantes para el mercado durante quizás cinco años, o incluso menos en disciplinas laborales muy dinámicas.
Hay buenas noticias. Sí, la digitalización y la tecnología están cambiando y desplazando millones de puestos de trabajo, pero se están creando millones más a medida que cambia la composición de los equipos de trabajo. Estos nuevos empleos suelen estar mejor pagados y ofrecer mejores oportunidades de carrera. Muchos de ellos se basan en habilidades como la empatía, la resolución creativa de problemas, el juicio o la comunicación personal, habilidades en las que los humanos tienen una clara ventaja sobre las máquinas.
El reto es que los empleadores tienen dificultades para cubrir esos puestos de trabajo, y los jóvenes tienen dificultades para conseguirlos. La mayoría de los puestos requieren más que una educación de nivel secundaria, así como habilidades y experiencias específicas que pueden ser difíciles de adquirir y demostrar.
Normalmente, la primera reacción de las empresas es aumentar la contratación externa, pero esto puede ser lento y costoso en un mercado laboral reducido. Además, suele conllevar un alto índice de fracaso, sobre todo en el caso de los trabajadores con experiencia que pueden tener dificultades para adaptarse a la cultura de su nueva empresa.
Se estima que las empresas tienen que mirar hacia dentro y volver a capacitar a sus empleados a un ritmo mucho más rápido que antes. La naturaleza cambiante del trabajo y de la relación empleado-empleador ha llevado a un menor compromiso en general, con más estrés y agotamiento.
Según la encuesta, el 63% de los trabajadores estadounidenses menores de 35 años dicen sentirse abrumados o estresados. Independientemente de la macroeconomía y de las tasas globales de participación de los trabajadores, estas tendencias históricas seguirán reduciendo la calidad del trabajo, y también del talento humano, si no se abordan. El desarrollo continuo de habilidades es vital para reducir la inseguridad laboral de los trabajadores y crear el talento que las empresas necesitan.
Los principales empleadores se están moviendo rápidamente para replantear sus perspectivas sobre las competencias y la experiencia significativas, adoptar nuevas prácticas de contratación y desarrollo del talento, e invertir más en el desarrollo de su futuro capital humano.