El paradigma extractivista en el manejo de la Cuenca de México debe cambiarse por otro que respete los ciclos naturales de aprovechamiento, producción, circulación cambio, consumo y reutilización del agua, señaló el doctor Pedro Moctezuma Barragán, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en Ciudad de México (CDMX).
Hasta el año 2000 –de acuerdo con un estudio realizado para la Organización de las Naciones Unidas– las cuencas más amenazadas del mundo eran, en ese orden, la del Mar Aral y la del Valle de México; sin embargo, hace ocho años “oficialmente” desapareció la primera y la mexicana ha pasado al primer lugar, por lo que “estamos en primera línea en el corto y mediano plazos” respecto de la viabilidad de la capital.
El también coordinador de dicho programa de investigación acusó que las autoridades del área y del sector empresarial –como el de los fraccionadores legales y clandestinos y las cerveceras, entre muchos otros– siguen resistiéndose a reemplazar el chip y continúan extrayendo agua de la cuenca de México “como si estuviéramos en el siglo XIV”.
En el caso del Grupo Modelo en la Ciudad de México, la Comisión Nacional del Agua le ofrece el metro cúbico de agua en 26 pesos, pero la empresa lo vende a siete mil, cuando hay 268 colonias que reciben el recurso cada día por tres horas en la madrugada, apuntó el profesor del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa de la UAM.
Respecto de la cervecera Constellation Brands sostuvo que “tiene toda el agua y hace grandes negocios”, lo cual sucede gracias a la dotación “escondida bajo el uso público urbano”, que las autoridades pretenden manejar como de consumo para la población de la ciudad, cuando en realidad es para el industrial y comercial.
A pesar de que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México firmó en 2011 un acuerdo para hacer válido el Plan del Lago Tláhuac-Xico, lo que han hecho es drenar el agua, dejar sin su ciclo a la cuenca y “eso sí, garantizar el recurso para las grandes empresas”. Y todo esto resulta “normal” cuando se habla del tema en los salones de las legislaturas y de gobierno, así como en los clubes empresariales.
Hay un paradigma extractivista “que secuestra la mente, no sólo de quienes son los ganadores de esta situación llamados hidrocracia o aguatenientes, sino de parte del mundo gubernamental, empresarial y académico”.
Este modelo es producto del capitalismo tardío y “da la espalda a la sed, a la enfermedad y a la muerte de mexicanas y mexicanos”, y se cuenta con análisis y publicaciones desde hace décadas.
Sin embargo, hoy hay un movimiento nacional que encabeza la Coordinadora Nacional “Agua para todos, agua para la vida” que plantea que en lugar de que el vital líquido vaya fuera de la cuenca para los grandes negocios y mezcle seis millones de metros cúbicos de aguas residuales y limpias, se opte por la gestión de ciclos naturales que consiste en etapas de aprovechamiento, producción, circulación, cambio, consumo y reúso.
El doctor Óscar Monroy Hermosillo, investigador del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, explicó que la recuperación del Lago Tláhuac-Xico forma parte de una estrategia de plan hídrico que busca retener el agua en la región y generar 400 metros cúbicos por segundo de agua para riego y 750 litros por segundo de agua potable.
Entre otras razones esto es importante porque es una zona de tandeo donde sólo una o dos veces a la semana se surte de agua a las poblaciones e incluso hay gente que todavía no está conectada a una red, por tanto, “caen muy bien en esta zona”, afirmó.
Esa área se descuidó y en los últimos años, con la construcción del Metro y el temblor de 2017 toneladas de cascajo fueron a parar al lago y con ello “se le quitó terreno y después éste se vendió para urbanizar”, es decir, los ejidatarios lo vendieron a empresas fraudulentas que basaron su negocio en un crimen contra el medio ambiente.
Este proceso ya se detuvo y se entablaron las denuncias penales, pero no se ha detenido la venta, y “de ahí el trabajo tan importante que tenemos que hacer con los compañeros ejidatarios” para que confíen en el proyecto de habilitación del Lago Tláhuac-Xico.
El eje principal de este proyecto es reciclar en un esquema donde el agua residual se pasa por un tratamiento terciario, parte de ella se desvía a riego, otra parte a humedales, pasa al cuerpo más grande del lago y después a una planta potabilizadora. Con este esquema “estamos hablando de la economía circular del agua” y con este criterio se pretende circular 45 por ciento del líquido que hoy se extrae de la zona.