Para comprender mejor el escenario desafiante de México y el mundo, Kantar presenta su reciente estudio: Barómetro, problemas globales. La ola de investigación se llevó a cabo en abril y mayo de 2022 en 19 países que representan el 68% de la economía global.
Lo que identificó la agencia de investigación de mercados es que por un lado las preocupaciones por el COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania van disminuyendo, pero por el otro aumenta la inquietud por el cambio climático y las presiones económicas, debido a la inflación que está afectando al mundo.
La preocupación global por el conflicto bélico pasó del 74% al 64%, la del coronavirus del 32% al 29%, y la de los recursos y la energía del 12% al 9%, mientras que la inquietud por la economía pasó del 38% al 39% y la inflación del 24% al 25%. Otros asuntos como el gobierno y la política o el empleo y la violencia se mantuvieron en los mismos niveles.
En el caso de nuestro país, la preocupación por el COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania se agrega la escalada de violencia e impunidad, el impacto climático que se está dejando sentir sobre todo con la sequía en el norte del país y las inundaciones en otras regiones, así como la mayor alza de precios en 22 años. Recordar que al inicio del tercer trimestre del año México vivió tasas de inflación superiores al 8%.
De acuerdo con el análisis, la preocupación de los mexicanos por la guerra pasó del 76% al 61%, la del COVID-19 del 37% al 31%. En contraste, la inquietud por el clima y el medio ambiente pasó del 37% al 42%, la violencia y el crimen del 24% al 34%, la inflación del 14% al 15%, los recursos y la energía del 13% al 14%, la salud en general del 8% al 12% y el empleo del 8% al 11%. La economía y los problemas sociales se mantuvieron en el mismo nivel.
Como se observa, el coronavirus ya no se percibe como una amenaza seria y los mexicanos están viviendo un periodo de alivio, luego de que se levantaron diversas restricciones. Sin embargo, los problemas sociales y de justicia se han vuelto más prominentes, además, los consumidores han percibido en mayor medida incrementos en precios de alimentos y bebidas, gasolina, artículos de cuidado personal y servicios del hogar.
Un dato relevante es que el 50% encuentra dificultad para cubrir sus gastos mensuales. En consecuencia, crece el sentido de la prudencia económica, la mayoría de los consumidores puede cubrir los gastos diarios, pero son más cuidadosos para gastar en lo que no es esencial. El 50% ya ha recortado el gasto, cancelando o dejando de hacer cosas.
Para los mexicanos, la calidad y el hábito son los principales impulsores de compra, también que el producto esté disponible y que haya estado en promoción. El mejor precio se vuelve más importante para los servicios, mientras que los artículos de lujo, vacaciones y mejoras para el hogar son los que tienen más probabilidad de ser relegados.
Pero el creciente costo de vida y los problemas referidos están cambiando los planes de las personas. El 48% planea ahorrar para eventos futuros importantes, el 27% para la educación de sus hijos, el 22% para el retiro, el 19% quiere cambiar de trabajo, el 13% mudarse y tener una familia, el 85 casarse y el 2% divorciarse o terminar una relación de pareja.
El impacto de la guerra aún es desconocido para la mayoría de la población mexicana, hasta ahora han enfrentado incertidumbre y amenazas de disponibilidad y asequibilidad, pero aún es pronto para conocer las consecuencias y los cambios a los que se debe responder por lo que se detecta en las empresas un creciente ánimo de prudencia.
Los mexicanos creen que las empresas son las principales responsables de resolver estos problemas. Las peticiones para ellas son que inviertan más en fuentes de energía renovable, que innoven más en sustentabilidad, que encuentren nuevas soluciones tecnológicas, que apoyen más la compra de producción local y que ofrezcan bienes de segunda mano o reutilizados.
Las marcas, señalan, deben apoyar el reciclaje y menor uso de plásticos, plantar más árboles, incrementar la conciencia sobre el cambio climático, impulsar a usar más productos amigables con el medio ambiente y ayudar a que los hogares sean más eficientes en el consumo de energía. Como actores de cambio le sigue el gobierno, las organizaciones internacionales y los medios.
Aunque los mexicanos también consideran que ellos pueden incrementar las acciones a su alcance para ayudar contra el cambio climático, en particular. El 76% asegura que va a caminar más, el 70% a reducir el uso de gas y electricidad, el 59% a utilizar más el transporte público y a viajar menos, el 53% a trasladarse más en bicicleta, el 38% a instalar paneles solares, el 32% a mejorar el aislamiento en su hogar y el 19% a comprar un vehículo nuevo.
Hoy día, el 76% de los consumidores en México ha dejado de comprar productos o servicios por su impacto en el medio ambiente y sociedad y el 67% se siente preparado para invertir tiempo y dinero en apoyar compañías que tratan de hacerlo bien. De hecho, el 82% busca activamente marcas que ofrecen alternativas para combatir su impacto ambiental.
Sin embargo, para que el consumo responsable se masifique, las marcas deben ofrecer propuestas a niveles de precio que los consumidores puedan pagar. Algunas marcas los recompensan si llevan su propia bolsa, si traen ropa usada para donación o si compran productos “conscious” hechos con materiales sustentables.