El país se encamina a incumplir el objetivo de esta administración de alcanzar la autosuficiencia alimentaria en leche y, más grave aún, a establecer las condiciones para una futura crisis de abasto alimenticio en el sector lechero.
El presidente de la Federación Mexicana de Lechería (FEMELECHE), Vicente Gómez Cobo, lamentó que los productores mexicanos de leche viven momentos de mucha presión, debido a una serie de factores que han agotado la rentabilidad de su actividad.
“Se ha formado una tormenta perfecta para el productor. Durante este año, la inflación de los insumos de producción –maíz, soya, alfalfa, medicamentos, refacciones, etc.– se ubica en un promedio de 30%, lo que no se ha compensado en el precio que se le paga al productor su leche”, advirtió Gómez Cobo.
El titular de FEMELECHE señaló que el precio de garantía que paga Liconsa, de hasta 10 pesos por litro de leche, se encuentra aproximadamente en 10% por debajo del costo de producción.
“Es urgente estabilizar el precio que se le paga al productor, lo cual implica un incremento de al menos 2.50 pesos por litro de leche para poder equiparar el precio de garantía que se dio al inicio del sexenio”, exhortó.
Como resultado de este déficit en el precio, los productores mexicanos de leche se han visto en la necesidad de sacrificar unas 100 mil cabezas de ganado durante este año, para obtener, a través de la venta de carne, la liquidez que requieren para seguir operando.
La reducción del hato lechero del país ha detonado una mayor dependencia de los países exportadores, principalmente de Estados Unidos.
“Esto configura un riesgo, porque el crecimiento de la producción de leche se ha desacelerado en los países exportadores, mientras que la demanda global sigue en aumento. Por lo tanto, conseguir el producto en el mercado internacional ya no será tan sencillo”, comentó Gómez Cobo.
La desaceleración obedece principalmente a factores como el cambio climático y la inflación. Países como Estados Unidos y Nueva Zelanda registran uno de sus peores años en cuanto a la producción lechera se refiere, con caídas de hasta 2% y 6.1%, respectivamente.
“El abasto de alimentos se puede ver comprometido en varias regiones del mundo, y para aquellos que tengan acceso no será barato”, subrayó el presidente de FEMELECHE.
Gómez Cobo reconoció que los productores de leche mexicanos han dejado de venderle a Liconsa cerca del 60% de lo que antes se le entregaba, debido a que el precio de garantía es insuficiente para obtener alguna rentabilidad y han buscado nuevos destinos para su producción.
“Este año, Liconsa recibió un presupuesto histórico de la Secretaría de Hacienda, de 3 mil 269 millones de pesos para subsidiar el precio de garantía de la compra de leche nacional, sin embargo, al no estar recibiendo la cantidad de leche necesaria, la paraestatal ha subejercido estos recursos y hoy se corre el riesgo de que este presupuesto disminuya significativamente para el 2023”.
“Con menos inventarios en el mercado mundial y un contexto tan poco favorable para el productor local, es claro que el país no solo no alcanzará pronto la autosuficiencia alimentaria en leche, sino que no se está preparando para un futuro que podría estar marcado por la escasez de alimento”, concluyó.