El sector vinícola, que en los últimos años se venía abriendo paso en el gusto de los mexicanos, y trataba de volverse una bebida común en las mesas del país, ahora sufrió un golpe no esperado y fulminante, la pandemia del coronavirus.

En este año, las vendimias viven una “nueva normalidad”, con cancelación de sus grandes fiestas o vendimias, dos casos significativos son los viñedos de La Redonda y Freixenet, en Tequisquiapan, Querétaro.

Al respecto, Ariel Morales, director de Soy Vino Mexicano –proyecto online que promueve la cultura vitivinícola–, declaró a este reportero, que es ambivalente la ganancia como pérdida del vino mexicano en estas épocas de COVID-19.

Ejemplificó que se tienen registros de crecimiento del 300% de compra de botellas de vino en tiendas de autoservicio y un alza del 500% en sistemas e-commerce, mientras que las ventas de botellas en los restaurantes y bares bajo casi al cero.

“De una u otra forma el vino llego a las mesas de las personas. En el caso de las vendimias que se cancelaron, no olvidemos que son actividades alternativas y de mucho simbolismo de los viñedos, y estas empresas siguieron envasando su producto y colocándolo en los autoservicios”, mencionó.

En el estado de Querétaro, el producto turístico “La Ruta del Queso y Vino”, ha sufrido diversas afectaciones por las cancelaciones de sus actividades y el confinamiento derivado de la pandemia.

De acuerdo al Comité de Pueblo Mágico de Tequisquiapan, la COVID-19 provocó pérdidas por 800 millones de pesos (MDP) para las 28 vitivinícolas toda la región vinícola, así como a las empresas productoras de quesos.

Abundó que las vinícolas deberán inventar nuevas oportunidades de atracción del público y buscando ser un elemento común en la mesa del sector servicios como en los hogares. Aunado a las cosas poco a poco empiezan a mejorar en presencia en el ámbito turístico.

El director de Soy Vino Mexicano declaró que el enoturismo es un nicho de gran atractivo para los viñedos; los semáforos sanitarios al entrar en amarillo y en verde permitirán se tengan visitas de pequeños grupos de personas para conocer más del vino mexicano y, de esta manera, reactivar a la economía vinícola.

Declaró que las regiones características y de los mejores vinos en México, provienen de Baja California, Querétaro, Jalisco, Guanajuato, Puebla, Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Sonora, Zacatecas, Aguascalientes, Michoacán, Hidalgo y Chihuahua.

Sobre el poco consumo del vino por los mexicanos, rememoró que nuestro país es una nación con siglos de degustación de los destilados; por ello, el avance en la degustación de la vid es lento, pero constante. “Tenemos que fomentar la cultura del vino, sus beneficios para los males cardiovasculares y que tiene que verse este líquido como un alimento, así como lo aprecian los europeos”.

El también sommelier y fundador de Soy Vino Mexicano, aprovechó para declarar que en el marco de las celebraciones del Grito de Independencia, esta tienda online ofrece una serie de etiquetas provenientes de las 14 regiones vinícolas del país, para desarrollar un escaparate con los vinos más sobresalientes e innovadores.

Invitó a que los entusiastas del vino compren y descubran el sabor de los vinos mexicanos de uvas tintas como el Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Nebbiolo, Tempranillo, Zinfandel y Cabernet Franc, o bien de uvas blancas como Chardonnay, Chenin Blanc y Sauvignon Blanc; además de nuevas propuestas de vinos orgánicos y biodinámicos.

A nivel internacional, se estima que existen más de 45,000 empresas vinícolas (en su mayoría bodegas) solo el 0.34% facturan el 75% del total del sector. Siendo un ámbito de pequeñas y medianas empresas que la pandemia ha golpeado con gran fuerza.

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