El turismo, la llamada industria sin chimeneas se concentró, principalmente, en los destinos de playa, sin embargo, desde hace unos años se apreció el enorme potencial que tienen las áreas rurales. No obstante, en la actualidad es uno de los sectores más afectados por la pandemia de la COVID-19. La Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que de 100 a 120 millones de empleos directos están en riesgo de perderse.
Por ello, en el Día Mundial del Turismo – 27 de septiembre-, se tiene como lema “Turismo y desarrollo rural”, y se refiere a la creación de oportunidades fuera de las grandes ciudades y la preservación del patrimonio cultural y natural.
“Dedicarle un día al año al turismo tiene que ver con crear conciencia de lo que implica todo el sector, como un gran movilizador de personas y recursos. Es una de las actividades que modifican los territorios, su organización productiva y la sociedad en general. Transformaciones no siempre positivas”, afirma Gustavo López Pardo, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
A partir de los años 80, comenzó el camino hacia lo rural cuando el modelo “sol y playa” entró en un estancamiento por la alta demanda, y el turismo buscó promocionar nuevos destinos orientados a actividades en comunidades indígenas y a la naturaleza.
“Para México, el Día Mundial del Turismo dedicado al desarrollo rural significa reconocer las dificultades o los fracasos de las políticas que han intentado desarrollar esta actividad como la panacea de los problemas de pobreza que padecen dichas regiones” expresó.
Por su parte, Gino Jafet Quintero Venegas, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, asegura que con la adopción del turismo rural la economía se volvió más vulnerable y puede verse con los pueblos mágicos, que aunque no son plenamente rurales, apuestan por esa industria para su crecimiento económico. Sin embargo, con la situación de pandemia se volvieron aún más vulnerables.
“México podría implementar planes como los de la Unión Europea para un turismo rural, en el que las actividades económicas del campo potencien la actividad turística sin que ésta se vea como el motor de todo, sino como un engranaje de todo”, agrega.
“Con el turismo postpandemia podremos reflexionar qué tan éticas han sido nuestras prácticas turísticas y qué tan necesario es realmente esto para sentirnos completos, ya que estamos acostumbrados a que todo lo merecemos porque lo pagamos”, destacó.
Añadió que quizá en los espacios rurales se habiliten más destinos turísticos, pero los visitantes deben ser más sensibles ante las distintas realidades que tienen en las localidades porque, de lo contrario, continuará la demanda de recursos y servicios que posiblemente no puedan sostener y se generen más desigualdades.
Los analistas más optimistas dicen que a mediados de 2021 el turismo puede regresar a niveles similares de hace ocho o 10 años; pero otros aseguran que hasta 2025 vendrán nichos de oportunidad, porque, se implementarán espacios nuevos para satisfacer las demandas del turismo nacional.
La historia del Día Mundial del Turismo se remonta al 27 de septiembre de 1970 cuando la primera Asamblea General de la Unión Internacional de Organismos Oficiales de Turismo. Posteriormente, en 1977 se firmó un convenio que formalizó la colaboración con las Naciones Unidas para conmemorar esta fecha.