La responsabilidad social universitaria propone que las instituciones incentiven una transformación promoviendo la justicia, solidaridad y equidad social para fomentar el desarrollo humano sostenible en el marco de sus funciones sustantivas, definió el doctor Antonio Sámano Ángeles.

El investigador de la Universidad Anáhuac México abundó que esa forma de gestión universitaria construye con la docencia y la investigación nuevos profesionales para la educación y el desarrollo que se relaciona con un esquema sostenible ligado con la agenda 2030, centrado en las personas y comunidades que habitan el entorno donde se encuentran las universidades.

Al dictar la conferencia Bases de reflexión. Una mirada a los principales elementos de la Responsabilidad Social Universitaria, destacó que hay diversas tipologías de ese concepto: la empresarial, la universitaria y gubernamental. La universitaria nació de la empresarial, y ésta última surgió desde finales del siglo XX y principios del presente siglo.

La responsabilidad social universitaria se definió en la reunión de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1998, donde se indicó que en las instituciones educativas tienen tres funciones sustantivas: la docencia, la investigación y la extensión.

El investigador explicó que el marco de la responsabilidad social tiene como base la sustentabilidad y en los años noventa del siglo pasado tuvo un auge con el compromiso de formar profesionistas, investigar con pertinencia social y tener una gestión socialmente responsable. Entre las funciones busca contribuir con el desarrollo local y se concibe como un motor del desarrollo social y económico.

Para cumplir con ese compromiso de formar profesionistas socialmente responsables es necesario considerar el aspecto de la docencia, que se amalgama con proyectos basados en el servicio social para que se abran las aulas a la comunidad a fin de aplicar soluciones a problemáticas reales y  con esa perspectiva se forman ciudadanos responsables, declaró Sámano Ángeles.

La docencia debe dar educación para el desarrollo, formar profesionistas con elementos y conocimientos, así como dotar de herramientas para desempeñarse y mejorar las condiciones de vida. Por tanto, “debemos buscar las carreras que tengan un impacto positivo en el territorio donde se encuentra la universidad”, estableció el investigador.

Las universidades deben adecuar sus programas de estudio para impulsar la formación y los elementos del desarrollo que permitan a los alumnos un desempaño responsable y que sean promotores de la mejora social.

Así, propuso que los docentes revisen las asignaturas para incluir la responsabilidad social de manera transversal, aunque “no se trata de incorporar la competitividad; por el contrario, la idea es que los planes generen el actor para detonar del desarrollo en beneficio de la sociedad. La comunidad académica debe incorporar en sus planes de enseñanza los 17 apartados que contiene la agenda 2030 para el desarrollo sostenible donde se enlistan la responsabilidad social y ambiental”.

La agenda educativa para el año 2030 plantea la formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la enseñanza universitaria. “Se trata de dotar de habilidades relevantes, incluidas las técnicas y vocacionales para el acceso al empleo de calidad y el emprendimiento, en marco de acceso igualitario a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional para las personas vulnerables”.

En ese contexto es necesario aumentar la oferta de docentes calificados desde los primeros años de educación, el nivel medio superior y que abarque hasta el nivel universitario.

Sámano Ángeles citó al economista e investigador estadounidense Jeffrey Sachs, quien sostiene la posibilidad de utilizar la red de global de universidades para crear una “red de soluciones” activa para ayudar a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil a trazar el camino hacia el éxito en el desarrollo sostenible, y también ser la incubadora para el rápido desarrollo de las tecnologías de desarrollo sostenible.

“El propósito, como lo indica el economista norteamericano, es que las universidades de todo el mundo deberían estar a la vanguardia para ayudar a la sociedad a encontrar las soluciones técnicas para lograr estos objetivos, concluyó durante el ciclo organizado por la Sección de Formación e Innovación Docente y la Coordinación de Desarrollo Académico e Innovación Educativa de la sede Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

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