En teleconferencia se anunció el lanzamiento de editorial Perla, que busca ser una nueva alternativa de una editorial 100% mexicana donde maneja las historias poderosas con atmósferas irresistibles, personajes entrañables y narrativas que tiendan puentes entre lectores alrededor del mundo. Nos apasionan la mitología, el folclor, la historia oral, las leyendas, los cuentos de hadas, los clásicos contemporáneos más divertidos y originales, la literatura fantástica y el horror sobrenatural más allá del canon, la reivindicación de la voz femenina, las tierras remotas y todo cuanto derribe prejuicios y haga volar la imaginación.
Algunos de sus primeros lanzamientos son:
La hija del rey del País de los Elfos, de Lord Dunsany, Prólogo de Neil Gaiman, epílogo de S. T. Joshi, cubierta de Gabriel Pacheco.
El estilo poético y la grandeza de La hija del rey del País de los Elfos la ha convertido en una de las novelas fantásticas más entrañables de todos los tiempos.
La desgarradora historia de la unión entre un mortal y una princesa élfica es un tapiz magistral que sentó las bases del cuento fantástico desde su primera aparición en 1924.
Lord Dunsany, vástago de una familia angloirlandesa cuyas raíces pueden trazarse hasta el siglo xii, nació en Londres en 1878. En 1905 publicó Los dioses de Pegaña, tras cuya buena recepción publicó varias antologías de relatos, entre las cuales se encuentran Cuentos de un soñador (1910) y El libro de las maravillas (1912).
También destacó como dramaturgo y sus primeras puestas en escena tuvieron éxito en Irlanda, Inglaterra y Estados Unidos. Resultó gravemente herido durante las revueltas de Dublín en 1916 y también estuvo en el frente durante la Primera Guerra Mundial. En 1920 comenzó a escribir novelas, entre las que se cuentan La hija del rey del País de los Elfos (1924) y La bendición de Pan (1927). Murió en el castillo Dunsany en Irlanda, en 1957. Es uno de los principales impulsores de la literatura fantástica y su influencia fue decisiva en escritores de la talla de J. R. R. Tolkien, H. P. Lovecraft, Arthur C. Clarke, Jorge Luis Borges y Ursula K. Le Guin.
«Ninguna descripción puede transmitir más que una ínfima parte del encanto de Lord Dunsany… es un talismán y una llave que abre a los verdaderamente imaginativos magníficas reservas de ensueños y recuerdos fragmentarios; hasta el punto de que podemos considerarlo no solamente un poeta, sino alguien que hace también un poeta de cada lector.»
H. P. Lovecraft: «La hija del rey del País de los Elfos está en la cima de los logros novelísticos de Dunsany; con su hermoso e incomparable estilo, potencia emotiva e interacción compleja entre la naturaleza, el arte y la religión, se posiciona como la legítima obra maestra de la literatura fantástica que es.»
S. T. Joshi: «Lord Dunsany fue el hacedor de un arrebatado universo, de un reino personal que fue para él la sustancia íntima de su vida.»
Rey Mono, de Wu Ch’êng-ên.
Versión de Arthur Waley, Cubierta de Gabriel Pacheco.
La historia del picaresco Mono y sus encuentros con espíritus mayores y menores, dioses, semidioses, demonios, ogros, monstruos y hadas en su camino para alcanzar la iluminación es la novela más popular en la historia del Lejano Oriente —el Quijote de la literatura china— y un clásico de la literatura universal.
Wu Ch’êng-ên fue un escritor chino originario de Huai’an en la provincia actual de Jiangsu. Su fecha de nacimiento no ha sido determinada con claridad, pero se estima que nació entre 1505 y 1508 y murió en 1582. Se le reconocía como poeta y algunos de sus versos más comunes sobreviven en una antología poética de la dinastía Ming y en una gaceta local.
Arthur Waley fue un reconocido orientalista y sinólogo británico. Tradujo infinidad de obras literarias del chino y del japonés. No en pocas ocasiones fue condecorado por su trabajo y en 1953 recibió la Medalla de Oro de la Reina a la Poesía. Entre sus traducciones más notables se cuentan poemas chinos, poesía japonesa, La historia Genji y Rey Mono.
He aquí una combinación de actos asombrosos y escenas de la vida cotidiana, lecciones de madurez y muy buen humor.
Narración de primerísimo nivel, colmada de personalidad y diversión, Rey Mono es una obra única en su combinación de belleza y absurdo, profundidad y sinsentido. Folclor, alegoría, religión, historia, sátira antiburocrática y poesía.
En 1942 Arthur Waley, reconocido orientalista y sinólogo británico, tradujo al inglés una versión abreviada del original en chino. Por primera vez en español, Perla Ediciones ofrece una traducción del trabajo íntegro de Arthur Waley, fiel al espíritu y al significado del original.
«No existe nada igual a Rey Mono en la literatura occidental. Imagina una combinación de novela picaresca, cuento de hadas, fabliaux, Mickey Mouse, Davy Crockett y El progreso del peregrino; y luego figúrate, si puedes, que cada uno de estos elementos se fusiona en un todo artístico de tal modo que, sin importar cuán fantástica sea la aventura o cuán enigmática sea la alegoría, la caracterización y el significado permanecen siempre humanos.»
The Nation, El hombre que perdió su sombra
Adelbert von Chamiss, Epílogo de Thomas Mann eIlustraciones de David Espinosa, el Dee.
El hombre que perdió su sombra es un clásico de la literatura romántica alemana y una de las obras que más admiraban autores tan diversos como Heinrich Heine, Thomas Mann o Italo Calvino.
Adelbert von Chamisso nació el 30 de enero de 1781 en la región de Champagne, en Francia, y falleció en Berlín, Alemania, el 21 de agosto de 1838. De padres acaudalados, su familia huyó de Francia debido a la Revolución francesa cuando él era un niño. Se asentaron en Berlín, y aunque su familia con el tiempo pudo regresar a su país natal, él prefirió permanecer en Alemania, donde hizo carrera militar al mismo tiempo que se instruía en la literatura y la ciencia de forma autodidacta. En 1813 escribió su obra más conocida, El hombre que perdió su sombra.
El joven Peter Schlemihl vende su sombra al diablo a cambio de inagotables cantidades de oro. No imagina el desdichado que un hombre sin sombra es un indeseable, un paria. El mundo lo condena al ostracismo y ni toda la riqueza del mundo puede traerle consuelo.
Como un hombre sin sombra nada es, ni su adorada Mina soporta la situación. Cuando una noche de luna la horrible verdad se le revela, huye del apestado pretendiente. Pero todavía puede Schlemihl recuperar su vida otrora sencilla y feliz: bastaría con escuchar la seductora voz del diablo y venderle, a cambio de su añorada sombra, el alma.