Por Alberto Molas, Miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition
De las más de 8 mil millones de personas en el mundo, casi 400 millones viven con diabetes, lo que representa el 5% de la población mundial. Quizá la cifra no suene tan alarmante, hasta que caemos en cuenta de que México está dentro del TOP 10 de los países con más enfermos por diabetes, con una cifra superior al 11% de la población total hasta el 2021.1
La principal característica en la diabetes tipo 2 es que NO tiene cura además de causar estragos en unos órganos del cuerpo cuando no es controlada. Afecta los sentidos de la audición, la vista y hasta la sensibilidad al tacto; provocando que hasta una sábana cause dolor debido a los daños en los nervios periféricos que afecta a manos, pies, piernas y brazos. Pero la consecuencia mortal viene al aumentar hasta por tres el riesgo de un ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
A pesar de lo drástico y fatalista de la diabetes, es una de las enfermedades crónico degenerativas NO transmisibles más fáciles de controlar; solo se necesita un seguimiento atento en su proceso y así quien viva con diabetes puede mantener la enfermedad bajo control y vivir bien si se apega a su tratamiento médico y nutricional.
Retomando el título del presente texto, hablaré de una paciente a quien se le diagnosticó diabetes tipo 2 a los 39 años. Contadora de profesión, ella sospechaba ya del diagnóstico muchos años antes, debido a lo común de esta enfermedad en su familia. El diagnóstico se relaciona con la visita a un dermatólogo, con motivo a lo molesto que se volvió la aparición de pequeños granos similares a verrugas, pero de un color claro.
Dichos granitos color carne o menos frecuente de tonalidad oscura (hiperpigmentados) de superficie lisa. Suelen aparecer en párpados, cuello y axilas. Presentan ligera predilección por el género femenino y son comunes hasta en un 70% de las personas que viven con diabetes. Reciben el nombre de Acrocordones.
La paciente en cuestión, conmocionada por la amarga experiencia que vivió al ser la cuidadora de su madre quien falleció por cuestiones relacionadas a una diabetes de larga evolución y mal cuidado, se dispuso a cambiar sus hábitos alimenticios con ayuda de un profesional de la salud. Solo en el último año ha perdido 13 kilogramos con el objetivo de disminuir y hasta evitar el uso de medicamentos, ha supervisado sus niveles de azúcar en sangre más de una vez al día con la ayuda de un glucómetro, esto con la finalidad de identificar los alimentos que podrían causar picos de azúcar
en sangre. A su mayor cuidado en los alimentos, se le sumó una visita diaria al gimnasio.
La mayoría de los testimonios de éxito en el control de la diabetes mellitus se relacionan con los estilos de vida saludables. Estos son la mejor defensa contra enfermedades como la diabetes ya que cuando nos referimos a las enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles, la obesidad juega un papel importante. Actualmente se reconoce que 73% de los mayores de 20 años en el país están por arriba de su peso recomendado, esto significa que 7 de cada 10 mexicanos mayores de 20 años están en riesgo.2