Eunice Vargas Tizatl, coordinadora de proyectos Sustentables dela organización ambiental Pronatura, detalló que Querétaro se caracteriza por ser uno de los dos estados que permite el cultivo del piñón rosa, un semilla comestible con diversos usos en los sectores gastronómicos y con gran valor comercial, pero que padece por ser vendido de forma inadecuada y no brindar beneficios a las comunidades rurales donde se cosecha.

Por ello, esta organización social y diversos ejidos promueven un programa de Comercio Justo del piñón rosa para generar ganancias adecuadas para las zonas rurales, así como impulsar trabajos de preservación biodiversa en la entidad.

En Querétaro, en especial dentro de la Sierra Gorda, se tiene una de las áreas con mayor abundancia de pinos piñoneros del país. Se estima que en México existen 46 especies del género Pinus y de ellas, los piñoneros producen semillas comestibles.

Destacó que los estados de Querétaro y Guanajuato, son las dos entidades del país con mayor y mejor producción del piñón rosa. “Debido a esta situación, es muy importante fomentar el desarrollo rural sustentable de estos productos”.

Por ello, abundó, tras realizar un diagnóstico de este producto forestal se determinó que debía cosecharse de forma sustentable. De esta manera, se tramitó y se obtuvo un permiso de la Secretaría de Medio Ambiente federal (Semarnat) para aprovechar los piñones.

En la actualidad, se aprovechan los piñones de dos ejidos en los municipios de San Felipe y Tierra Blanca de Guanajuato, así como en 3 ejidos ubicados en los municipios de Cadereyta y PeñaMiller en Querétaro, que se llevan a un centro de comercialización.

Los pinos piñoneros son de gran relevancia para las zonas áridas del país, ya que algunas veces constituyen el único recurso forestal presente, del cual los pobladores locales obtienen madera para leña o construcción, alimento y ganancias económicas por el aprovechamiento del piñón.

“El programa de Comercio Justo del Piñón busca que este producto no sea acaparado por el coyotaje; queremos que los campesinos creen alianzas y hagan las ventas directas”, dijo.

El piñón rosa de buena calidad puede alcanzar un precio de cerca de mil pesos por kilo, y eso se debe a su proceso de recolección, el cual no es fácil de realizar.

Después de ser recolectadas, a las piñas se les debe quitar su corteza exterior, misma que es muy dura y suelta una importante cantidad de resina. Posteriormente, tras superar el exterior del fruto, es necesario pelar una capa más, lo cual permitirá llegar al piñón, que resulta ser una semilla realmente nutritiva debido a que facilita la obtención de ácidos grasos como Omega 3 y Omega 6, además de potasio, magnesio y zinc.

El piñón es un ingrediente que se utiliza en la cocina mexicana, pues con él se preparan platillos, dulces, panes y nieves, aunque pocos saben algo acerca de su origen, esta semilla se obtiene casi en su totalidad del pino piñonero (Pinus cembroides), árbol perennifolio que mide de cinco a quince metros, con copa redondeada y tronco corto.

Vargas Tizatl explicó que como organización civil junto con diversas empresas en Querétaro en los últimos años han colaborado en la restauración ecológica de casi 1,300 hectáreas y brindado mantenimiento ambiental a unas 1,235 hectáreas y sembrado poco más de un millón de árboles, así como edificar ollas y cisternas de agua.

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En relación a la protección sanitaria de los campesinos y los trabajadores de Pronatura, como de las empresas que realizan voluntariado en zonas rurales, aceptó que se han tenido que replegarse y no generar micropandemias en zonas lejanas de las urbes.

“Un ejemplo de la posposición de trabajos e impacto del COVID-19, es el vivero forestal que tenemos en Guanajuato, que estamos por analizar la afectación que sufrió”, detalló.

Aunque, mando el mensaje de alerta, debido a que el Cambio Climático está afectando a la producción de los piñones, pues esta semilla se cosecha cada 8 años, pero los cambios del clima, la falta de inviernos fríos y escasez de agua, atrasó la maduración del arbolado y en el cierre del 2020 y al 2021 se prevé que no exista la cosecha esperada.

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