Rafa Jaime es un alpinista mexicano invidente que a mediados de mayo, junto con su guía de cordada Omar Álvarez, se acercará al cielo para darle un beso a su madre desde la cima del Everest, la montaña más alta del mundo a 8,848 metros sobre el nivel del mar.
Luego de conquistar las cimas del monte Elbrus (5,642m), la montaña más alta de Europa ubicada en Rusia, y el monte Kilimanjaro (5,892m), la montaña más alta de África ubicada en Tanzania en 2021, los mexicanos ahora van por un reto que constará de más de dos meses de travesía y que implica enormes retos tanto físicos como mentales.
“Se trata de un reto único y de cambio constante. No solo es una montaña más arriba de los 8 mil metros de altura en donde el ser humano no está diseñado para vivir, sino que conlleva una travesía de grietas de más de 200 metros, pendientes, un clima extremo y avalanchas en las que se puede incluso perder la vida. Es una experiencia única que nos hace más fuertes en todos los sentidos”, señala Rafa Jaime.
Los alpinistas explican que, para este desafío histórico para el alpinismo mexicano, se han preparado desde enero, mes en el que estuvieron en Argentina escalando el monte Aconcagua, la montaña más alta de Latinoamérica.
Posteriormente su preparación continuó en Canadá, país en el que enfocaron su entrenamiento en la escalada en hielo y en pendientes de 90 grados, para simular el escenario extremo al que se enfrentarán en el Everest.
“Hicimos entrenamiento en pendientes, completamente cubiertas de hielo, clavados a la nieve solo con 10 centímetros de equipo. Nos estamos preparando para cualquier circunstancia, corriendo mucho, haciendo mucho gimnasio, generando glóbulos rojos y pasando mucho tiempo en la montaña para tolerar las condiciones adversas que enfrentaremos”, añade Omar Álvarez.
Rafa y Omar destacan que el reto en el aspecto físico será muy desafiante debido a los niveles de altitud y al extremo nivel de estrés al que será sometido su cuerpo. Explican que en la travesía no solo se cargan casi 40 kilogramos de equipo sino elementos como utensilios de cocina y alimentos para poder realizar la travesía que durará alrededor de dos meses.
La escalada del Everest, paso a paso
El próximo 3 de abril, Rafa y Omar volarán hacia Nepal, en donde se ubica la cara sur del Everest, mediante la cual realizarán su ascenso. Dependiendo del clima, entre el 6 y el 8 de abril iniciarán la expedición y realizarán un proceso de aclimatación del cuerpo a las condiciones de la travesía.
Ese proceso consta de ascensos y descensos graduales para comenzar a acostumbrar al cuerpo a un alto nivel de estrés, generando así una alta cantidad de glóbulos rojos que les permitan superar los más de 8,000 metros de altura que alcanzarán en la cima.
Esa aclimatación se llevará a cabo desde el basecamp en el que se instalarán a casi 5,000 metros de altura sobre el nivel del mar, un sitio que se convertirá en su hogar. Luego de esa serie de ascensos y descensos graduales esperarán a que las condiciones climatológicas les permitan realizar el ascenso final.
Rafa y Omar prevén que la ventana de ascenso se abrirá entre el 8 y el 20 de mayo, por lo que invitan a todos los seguidores de esta aventura que, aseguran, es de todos los mexicanos, a seguirlos mediante sus redes sociales personales @rafajaimemx y @omaralvarezmx así como en @cordadaobscuras para presenciar el momento en el que lleguen a ondear la bandera de México a la cima del Everest.
“Quiero que la cima del Everest me sorprenda estando allá arriba. Tal vez no veré cómo es lo más alto del mundo, pero lo que voy a sentir me dejará sin palabras. Será la oportunidad de acercarme al cielo y darle un beso a mi madre que siempre me cuida desde allá arriba”, concluye Rafa Jaime.
“En la vida como en la montaña, no hay más opción que la cumbre. Me veo en el día a día, al lado de mi hermano Rafa. Estar ahí, en ese beso que le va a mandar a su mami, para mí será la mejor sensación que puedo tener. Rafa me enseña que vivir no solo es mirar; debemos sentir, oler y experimentar. Tenemos los sentidos para disfrutar tanto de la cima del Everest, como de todos los pequeños placeres de todos los días”, sentencia Omar Álvarez.