Un grupo de investigación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en la Ciudad de México, encabezado por la doctora Alethia Vázquez Morillas, desarrolló el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica, con el propósito de identificar orígenes, mecanismos y puntos críticos relacionados con este problema medioambiental.
Los resultados del estudio fueron entregados a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales federal (SEMARNAT), instancia que, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), impulsa en México el Plan Nacional en la materia.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la creación de un convenio mundial vinculante para prevenir y mitigar los efectos de ese daño. El acuerdo está en construcción. México no cuenta todavía con un procedimiento, aunque en 2022 la SEMARNAT estableció una alianza con el PNUMA.
En ese contexto surgió la idea de hacer un Inventario para detectar orígenes y aspectos críticos asociados a la polución por plástico en la nación, lo cual fue encomendado a la UAM.
Los resultados obtenidos “nos indican que el consumo de plásticos en México es muy elevado, pues alcanza los 66 kilos por habitante al año y de esa cantidad, hasta 59 kilos se vuelven residuos en el corto plazo. Los hay de diferentes tipos, algunos de larga vida, pero existe un porcentaje muy alto que con facilidad se convierte en residuo y es conocido como de “un solo uso”.
Uno de los problemas de mayor relevancia es que del total, 17 por ciento no es recolectado por alguna clase de servicio municipal y, por lo tanto, “la gente dispone de ellos como puede”, ya sea quemándolos o tirándolos a fuentes de agua o terrenos baldíos.
Aun cuando el resto sí sea recogido, “tampoco nos garantiza soluciones, porque llega a depósitos con distinto nivel de control, desde tiraderos que no tienen inspección alguna, hasta rellenos sanitarios. En México tenemos más de 2 mil lugares de disposición registrados de manera oficial, aunque lamentablemente debe haber muchos que no cuentan con medidas regulatorias.
Todo esto quiere decir que los camiones recolectores tiran la basura y al ser los plásticos tan ligeros se corre el riesgo de que con la lluvia, el viento y la gravedad caigan y se dispersen.
El estudio ha detectado cuencas o desembocaduras de afluentes que contribuyen mucho a que los plásticos lleguen al mar, por ejemplo, están los casos de los ríos Ruiz, en Nayarit; Verde, en Oaxaca; Suchiate, en Chiapas, y el Coatzacoalcos y el Pánuco, en Veracruz.
Un hallazgo esencial del análisis es que se trata de los desechos más comunes en las playas de México –incluidas botellas y tapas– además de colillas de cigarros; otros registros reportan presencia de esos materiales en bebidas, yogurts y aun en distintos animales.