Este año se cumple el centenario del fallecimiento del general Francisco Villa, asesinado a traición en una celada perpetrada en la ciudad de Parral, Chihuahua, el 20 de julio, cien años atrás.
En conmemoración del sensible acontecimiento y en el marco de “2023, Año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo”, decretado por el Gobierno de México para honrar, recordar y difundir la vida y obra del revolucionario duranguense, el Senado de la República, la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Museo Nacional de las Intervenciones (MNI), y la Asociación de Amigos del MNI, así como el Servicio Postal Mexicano emiten una estampilla alusiva.
El historiador del MNI, Pavel Leonardo Navarro Valdez, especialista en la vida del héroe revolucionario, recuerda que Doroteo Arango Arámbula nació el 5 de junio de 1878, en el rancho de La Coyotada, partido y municipio de San Juan del Río, Durango.
Hijo de peones, con limitado acceso a la educación, asumió desde temprana edad las responsabilidades de colaborar para el sostenimiento de su familia, y vivió en carne propia la injusticia de un sistema social que colocaba a buena parte de la población del norte de México en posición de subordinación respecto al hacendado.
Rebelde desde la juventud, sus acciones lo orillaron a llevar una vida de bandido, fuera de la ley, que le motivó a cambiar de nombre y adoptar el de Francisco Villa y, posteriormente, se incorporó al movimiento revolucionario de 1910, explica el historiador.
Asimismo, el especialista explica que el villismo y su movimiento se erigieron en uno de los brazos populares mejor organizados de la Revolución Mexicana, con el que formaron uno de los ejércitos más potentes en la historia del continente: la División del Norte.
La labor de la División del Norte y sus hombres resultó fundamental para la derrota militar y política de la dictadura huertista, la cual había tomado el poder en México tras la asonada militar de la Decena Trágica, en contra del presidente Francisco I. Madero.
Las demandas sociales de buena parte de la población del norte, con sus particularidades y diferencias respecto a las de otras regiones del país, fueron retomadas y enarboladas por el villismo, y las colocaron en la palestra de las discusiones sobre el nuevo Estado que emergería después del gran movimiento social que representó la Revolución Mexicana, señaló Navarro Valdez.
Como han apuntado distintos historiadores, dice, varios de los aspectos ligados al revolucionario duranguense han sido ocultados por la propia personalidad de Villa, y varios de los procesos históricos cercanos se confunden con el mito.
Como en muchos aspectos alrededor de su representación, Francisco Villa levanta las más encendidas pasiones, genera franca admiración o encono. No obstante, entre los muchos atributos adjudicados al “Centauro del Norte” destaca su inquebrantable valor, la temeridad y su particular sentido de la justicia, que lo llevaron a convertirse en el gran héroe popular del pueblo mexicano y en una de las figuras más icónicas y reconocidas de la historia de México, concluye el historiador.
La estampilla fue diseñada por Vivek Luis Martínez Avín, a partir de la composición de Juan Diego Ruiz García, basada en una fotografía. El tiraje es de 300,000 estampillas.