Ricardo Capilla, Head of Country de Airbus en México, comentó a este reportero que el sector de la aviación se modificó para siempre debido a la pandemia del COVID-19 y la empresa tiene la prioridad de proteger a sus empleados así como usuarios.
El directivo empresarial aceptó que la industria de aviación es testigo de un enorme reto, la mayor sanidad posible, que se está respondiendo con uso de la tecnología. “A pesar de que la aviación genera solo entre un 2 y 3% de las emisiones totales del planeta, creemos que es importante que los fabricantes de aviones nos comprometamos y promovamos la descarbonización de la aviación”.
“Como fabricantes, tenemos que ayudar a la industria a implementar nuestras recomendaciones y ayudar a los pasajeros a comprender cómo funciona el flujo del aire en las cabinas de nuestros aviones, ya que somos conscientes de la preocupación que se puede generar al momento de querer viajar.
Detalló que el aire limpio y libre de virus siempre ha sido una prioridad en el diseño de sus cabinas, “el aire en las cabinas de los aviones Airbus se compone de una mezcla de aire fresco del exterior y aire recirculado que ha pasado a través de filtros HEPA extremadamente eficientes, que eliminan el 99.99% de partículas en el aire hasta el tamaño de bacterias microscópicas y grupos de virus, esto significa que el aire cumple con altos estándares establecidos con una calidad similar a los quirófanos de los hospitales, al tener un aire renovado cada tres minutos.
Adicionalmente, en el mes de octubre, IATA y los fabricantes de aviones comerciales dieron a conocer los resultados de estudios propios sobre la propagación de microbios en la cabina de un avión. Se descubrió que con el uso de cubrebocas a bordo, el riesgo de transmisión del virus es bastante bajo gracias al sistema de filtrado y el flujo del aire dentro de la cabina, y que un pie (30 cm), que es la distancia aproximada entre dos pasajeros sentados uno al lado del otro, es equivalente a seis pies (1.8 metros) en lugares abiertos como, por ejemplo, una oficina.
En referencia al papel que la aviación y aeronáutica deben jugar en aspecto de sustentabilidad, el Head of Country de Airbus en México, mencionó que “estamos conscientes del Cambio Climático. Por ello, en los últimos 60 años, como industria se ha reducido el consumo de combustible y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por asiento-kilómetro en más de un 80%, las emisiones de óxido de Nitrógeno (NOx) en un 90% y el ruido en un 75%.
Enunció que es una gran mejora, sin embargo, las expectativas de la sociedad y la demanda prevista de viajes y transporte exigen cada vez más a todos los interesados en la aviación para que reduzcan su impacto en la salud y el cambio climático en particular.
Al respecto, describió que Airbus tiene la ambición de desarrollar aviones con cero emisiones que no emitan CO2 a la atmósfera durante la producción de energía ni durante sus operaciones, y por ello actualmente evalúa varios conceptos y madura las tecnologías requeridas dentro del proyecto de ZEROe, el cual tiene como ambición construir el primer avión de pasajeros libre de emisiones del mundo para 2035.
Cada uno de los tres conceptos dentro del proyecto ZEROe representa un enfoque diferente y explora distintas soluciones tecnológicas y configuraciones aerodinámicas, basadas en el hidrógeno como fuente de energía primaria:
● Un diseño “turbofan” (<200 pasajeros) propulsado por hidrógeno mediante combustión, con un alcance de más de 2,000 millas náuticas con operación intercontinental.
● Un diseño “turbohélice” (capacidad hasta 100 pasajeros) con un motor turbohélice propulsado por hidrógeno. El alcance objetivo será de más de 1,000 millas náuticas.
● Un diseño de Blended-Wing Body o “cuerpo de alas mixtas” (<200 pasajeros) este avión es el Maveric de Airbus, debido a su distribución de cabina y distribución de hidrógeno.
Finalizó que “en cuanto a la operación de los aviones, los combustibles sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) es una parte importante de la hoja de ruta para reducir hasta 50 por ciento las emisiones de CO2. Para el final de la vida útil de una aeronave, se tienen procesos de desmantelamiento que maximicen la reutilización de sus componentes.