El maridaje es el arte de combinar los sabores de manera cautivadora y armoniosa, un baile entre comida y bebida que despierta los sentidos y hace que la experiencia gastronómica sea verdaderamente inolvidable. Es una sinfonía que es capaz de seducir nuestro paladar, donde se revela un nuevo mundo de posibilidades, llevándonos por un viaje culinario lleno de emoción y deleite.
La tendencia de maridar los antojitos mexicanos con vino ha ganado popularidad en los últimos años, desafiando la noción de que sólo es posible combinar con platos sofisticados, demostrando así que la diversidad de sabores y texturas de nuestra gastronomía ofrece una emocionante paleta de oportunidades por explorar.
Los vinos brindan una amplia gama de notas, desde frutales hasta terrosas, que pueden complementar los ingredientes y las salsas de la cocina mexicana. A medida que exploramos esta fascinante interacción podemos descubrir nuevas dimensiones de sabor que hacen que cada bocado sea memorable.
El vino puede potenciar y resaltar nuestros platos más representativos, por ejemplo: un vino blanco ligero y afrutado puede acentuar la frescura de un ceviche o realzar la cremosidad de unos tacos de pescado, mientras que un tinto robusto y especiado aporta profundidad a un mole o una carne asada, y la acidez de algunas etiquetas contrarresta la grasa de los platillos fritos, equilibrando la experiencia gastronómica de manera magistral.
6 maridajes extraordinarios con comida mexicana
Pozo de Luna, la vinícola boutique ubicada en el municipio de Soledad, San Luis Potosí, propone algunas mezclas atrevidas y sorprendentes para que disfrutes lo mejor de nuestra gastronomía.
Sauvignon Blanc. Gracias a sus aromas cítricos, con recuerdos de durazno blanco, lichi, jalapeño fresco, pasto y tomillo, va muy bien con el aguachile verde de camarón, lengua en escabeche o un rico pozole.
Viognier. Destaca por sus notas de manzana roja, corteza de cítricos confitada, nectarina y perfume de centifolia, con recuerdos de azahar y madreselva, con una acidez media, cremoso, mineral y un final largo y equilibrado. Es ideal para el pescado zarandeado y el tradicional chile en nogada.
Ensamble (Cabernet/Merlot/Syrah). Tiene notas de pimiento verde, terracota y especias van de maravilla con un cortadillo norteño, que enriquecen el sabor de los tacos al pastor y chuletas adobadas de puerco.
Merlot. Por sus notas de frutos rojos se recomienda con un pescado a la veracruzana y también con los tacos de barbacoa o los chiles rellenos en caldillo de tomate.
Syrah. Tiene gran frescura y mineralidad, lo que es ideal para un chamorro adobado, tlayuda con tasajo, todos los moles que se preparan en nuestro país y el asado de boda potosino.
Malbec. Sus notas de intensos frutos negros y azules maduros realzan el sabor de los mixotes de cordero, de la carne asada o del cabrito al horno.