Los juguetes son ejemplos emblemáticos de artículos diseñados para «despertar la alegría», pero que a menudo acaban convertidos en residuos cuando los intereses de juego de los niños cambian.

El valor del mercado mundial de juguetes superó los 90,000 millones de dólares en 2019, pero como el 80 % de todos los juguetes terminan en vertederos, incineradoras o en el océano, gran parte de este valor se pierde cuando los juguetes se tiran, indicó Tansy Robertson-Fall, Directora de Diseño de la Fundación Ellen MacArthur.

Según Statista, los ingresos totales mundiales aumentaron a 107,000 millones de dólares en 2022, y ascenderán a 126,000 millones en 2023. En México, los ingresos son de 1,811 millones de dólares en 2023 y se espera un crecimiento de 0.23 por ciento para 2028.

A medida que crece el mercado, aumenta también el impacto medioambiental, por lo que hay que replantearse todos los procesos. Según la misma investigación, en América del Sur el mercado de juguetes representa 5.95 mil millones de dólares de los ingresos totales en 2023.

Para los innumerables juguetes que ya existen, es fundamental reutilizar y compartir para evitar que se conviertan en residuos. Esta es una de las motivaciones de la iniciativa Lego Replay, que anima a los propietarios a donar sus ladrillos usados a organizaciones benéficas infantiles.

La iniciativa se está poniendo a prueba en Estados Unidos y es uno de los primeros pasos de la empresa hacia una economía circular. Según el Grupo Lego, los propietarios ya conservan o comparten el 97 por ciento de sus ladrillos, muchos de los cuales han pasado a generaciones de amigos o familiares.

En América Latina, por ejemplo, hay empresas comprometidas con este cambio: Toynovo, una iniciativa colombiana, ofrece soluciones de economía circular poniendo en contacto a personas que alquilan juguetes con propietarios que desean darles un nuevo uso.

Las familias suscritas reciben dos juguetes al mes, adaptados a la edad, los intereses y las capacidades de sus hijos, mientras que las familias propietarias de juguetes, conocidas como consignatarios, pueden beneficiarse del alquiler de sus juguetes en desuso. Es un sistema sencillo y mutuamente beneficioso que mantiene los juguetes en circulación, repartiendo alegría y fuera de los basureros.

Para que la reutilización y el intercambio sean más eficaces, los juguetes deben poder repararse cuando se estropean. En la actualidad, el 90 por ciento de los juguetes están hechos de plástico, un material muy duradero pero frágil, y los juguetes rotos son los primeros que se tiran a la basura.

Teniendo esto en cuenta, el fabricante de tecnología de impresión 3D Dagoma ha creado Toy Rescue, que proporciona piezas de repuesto para los juguetes que se rompen. Dagoma ha creado una biblioteca de archivos imprimibles en 3D de piezas que suelen perderse o romperse de los juguetes más populares de los últimos 40 años.

Aunque estas soluciones ayudan a mantener en uso los juguetes que ya existen, el éxito a largo plazo de los modelos de negocio circulares depende de que los nuevos juguetes se diseñen y fabriquen para una economía circular.

La durabilidad de un juguete, por ejemplo, puede prolongar el tiempo que se juega con él, y la durabilidad tiene tanto que ver con lo deseable que es un juguete con el paso del tiempo como con sus atributos físicos.

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