El enfoque en la sostenibilidad se ha vuelto esencial para el futuro de la industria automotriz, ya que, según McKinsey, las emisiones de los vehículos representan aproximadamente 15% del total de las emisiones globales de CO2. Las acciones de las armadoras a favor de revertir el cambio climático y garantizar la eficiencia energética se convierten en una prioridad, de ahí que el uso de materiales más ligeros, pero robustos, surja como el nuevo paradigma, lo que convierte al reciclaje en uno de sus principales aliados.
Implementar soluciones sostenibles requiere primero cumplir un requisito esencial: Aligerar los vehículos. Al hacerlo, no solamente se pueden alcanzar objetivos globales de sostenibilidad –junto con el cumplimiento de las regulaciones ambientales, la reducción de las emisiones de CO2 y la satisfacción de las demandas de los consumidores–, sino que también se fomenta la innovación y el liderazgo tecnológico.
Teniendo esto en cuenta, la industria automotriz ha encontrado en el aluminio un aliado crucial. Las innovaciones desarrolladas en torno a este material prometen revolucionar el sector y aportar importantes beneficios económicos y medioambientales. En este contexto, el reciclaje de aluminio emerge como una fuente fundamental de materias primas, al tiempo que fortalece las economías nacionales, en las que el sector automotriz juega un papel protagónico, como es el caso de México. Según la AMIA, el país se ubica como el séptimo productor de vehículos a nivel mundial, albergando grandes clusters de ensamblaje y producción, concentrados principalmente en la región del Bajío.
La reducción de peso mejora la eficiencia del combustible y reduce las emisiones de gases nocivos. Sin embargo, esta tarea presenta diferentes desafíos, entre los que se encuentran materiales con la resistencia suficiente para mantener la seguridad y la calidad del vehículo. El aluminio, con su alta relación resistencia-peso, ha despertado un gran interés para lograr este objetivo. Según ProMéxico, la incorporación del aluminio en la fabricación de vehículos ha permitido reducciones de peso de hasta 40%, mejorando significativamente la relación potencia-peso. Además, la capacidad del aluminio para disipar energía en caso de impacto mejora la seguridad del vehículo y la protección de los pasajeros.
Además, la resistencia del aluminio a la corrosión en diversos ambientes atmosféricos permite a la industria automotriz sustituir diferentes estructuras. Por ejemplo, las columnas de soporte de las puertas de acero se pueden reemplazar con aleaciones de magnesio y aluminio, lo que resulta en una reducción adicional de 28%, según informó el Cinvestav.
Sin embargo, debido a los costos asociados a la extracción y utilización del aluminio en los procesos de fabricación, se incorpora principalmente a vehículos de alta gama, lo que supone un desafío importante para el medioambiente, los usuarios y las ensambladoras. Por eso es importante centrarse en los avances tecnológicos para permitir que se utilice más contenido reciclado en la fabricación.
El reciclaje de aluminio representa una fuente rentable de materia prima para la industria del automóvil. Aprovechando la chatarra de aluminio disponible, se puede reducir la dependencia de las importaciones, fomentando una economía más circular y sostenible.
«El reciclaje de aluminio ofrece importantes beneficios tanto desde el punto de vista medioambiental como económico. Los procesos de recuperación de aluminio consumen sólo 5% de la energía necesaria para la producción de aluminio a partir de materiales vírgenes. A través de la preclasificación de zorba y la chatarra de aluminio, las tecnologías de clasificación basadas en sensores pueden ayudar a crear monofracciones puras de aluminio listas para su uso en la industria automotriz, incrementando el material reciclado posconsumo y posproducción para fabricar productos de aluminio aún más amigables con el medioambiente», señala Julio Barrientos, Recycling Sales Manager de TOMRA in México.
Económicamente, el reciclaje de aluminio puede ser una fuente lucrativa de materias primas para la industria automotriz. De hecho, se estima que los fabricantes de automóviles intentarán reducir el peso de los vehículos en unos 300 kilogramos de aquí a 2030, haciendo del uso de aluminio reciclado la principal opción.
México tiene un importante potencial para el reciclaje de aluminio, según indica Arzys,tiene 30% más de capacidad de consumo de chatarra de aluminio en comparación con China e India, los principales productores de aluminio primario a nivel global. Sin embargo, desarrollar infraestructuras adecuadas para el acopio, la clasificación y el procesamiento de chatarra de aluminio es crucial para aprovechar plenamente esta oportunidad, ya que el uso actual de chatarra de aluminio asciende a solamente 1.2 millones de toneladas al año, según la misma fuente.
En este contexto, se requiere una comprensión integral del potencial de los flujos de chatarra disponibles a partir de los cuales se puede obtener aluminio mediante tecnologías de reciclaje y clasificación de metales. Las plantas avanzadas de procesamiento de chatarra que incorporan las últimas tecnologías de clasificación basadas en sensores pueden producir grados de aluminio de alta calidad adecuados para la refundición. Cuando se utiliza más chatarra clasificada de alta calidad, se reduce el consumo de energía y la cantidad de escoria, lo que conduce a menores tiempos de limpieza del horno y a una mayor capacidad de producción o tiempo de turno en turno.
El uso de tecnologías avanzadas basadas en sensores, como TOMRA Xtract y Autosort Pulse, está brindando oportunidades a los recicladores y procesadores de aluminio para producir con una mayor cantidad de aluminio reciclado de alta calidad, aportando a una industria con mayores tasas de reciclaje y logrando la hoja de ruta en temas de descarbonización.
Estos sistemas, combinados con tecnologías de detección avanzadas, brindan reconocimiento de diferentes metales en función de su densidad o contenido de aleación para una clasificación precisa. Con los equipos de TOMRA se puede obtener aluminio de alta calidad y adaptable para una amplia gama de aplicaciones. Los sensores de clasificación permiten detectar y separar los materiales de entrada independientemente de su estado. En el caso de la chatarra de aluminio, compuesta de diferentes tipos de metales y aleaciones de aluminio, la moderna tecnología de espectroscopía de descomposición inducida por rayos X o láser (LIBS) separa los componentes por tipo de material y clase de aleación, lo que da como resultado productos secundarios de mayor calidad con un alto contenido de material y valor del producto.
Con la misión de llevar la clasificación de metales un paso más allá, TOMRA se esfuerza por hacer que cada recurso cuente. A través de un pensamiento innovador, ingeniería avanzada y rendimiento basado en datos, la tecnología para recuperar este precioso metal establece nuevos estándares de reciclaje que benefician a las industrias y países que dependen en gran medida de elementos valiosos como el aluminio.
La sinergia entre la tecnología e innovación de TOMRA y la excelencia y fortaleza de la industria automotriz de México abre una oportunidad sin precedentes donde el reciclaje se convierte en un catalizador económico y social.
Con casi un siglo de presencia en México, la industria automotriz se erige como un orgullo nacional, representando uno de los sectores más dinámicos y estratégicos del país. No solo aporta casi 3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y alrededor de 20% del PIB manufacturero, según informa la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) sino que también recibe crecientes inversiones está en constante crecimiento.
La misma AMIA afirma que México alberga 37 plantas de producción: 20 para vehículos, 10 para motores y 7 para transmisiones. Dentro de la región del Bajío –compuesta por siete estados –Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco (Región Oriental), Michoacán (Región Norte), Querétaro, San Luis Potosí (Región Occidental) y Zacatecas (Región Sur)– se puede encontrar la mayor concentración de plantas totalizando 21 instalaciones.
Debido a las interrupciones en la cadena de suministro global provocadas por la pandemia de covid-19, y también a la ratificación del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), el Clúster Automotriz del Bajío enfrenta constantes desafíos de innovación. Su ubicación estratégica, que conecta no solamente las regiones norte y sur de México sino también Norteamérica con Centroamérica, lo convierte en un centro productivo muy atractivo. En consecuencia, el cluster del Bajío enfrenta ahora un nuevo paradigma: La necesidad de innovar para mantener e incrementar la inversión, para lo cual el reciclaje del aluminio es un pilar fundamental.
El uso inteligente del aluminio reciclado ofrece importantes ventajas en términos de reducción de peso, ahorro de combustible y mejoras de seguridad. Además, contribuye al desarrollo de una economía más sostenible y circular, preservando los recursos naturales y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Es crucial que México aproveche su capacidad de consumo de chatarra de aluminio para desarrollar una industria de reciclaje eficiente y sustentable.
Empresas como TOMRA desempeñan un papel crucial en este proceso, desarrollando tecnologías avanzadas de clasificación basadas en sensores que facilitan la separación y recuperación precisa de materiales en los procesos de reciclaje. Estas tecnologías aumentan la pureza del aluminio reciclado, lo que da como resultado productos fabricados de mayor calidad al tiempo que reducen el impacto ambiental y mejoran la seguridad de los pasajeros.