La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), en sus más de trece años de trabajo y esfuerzo por representar de manera cabal los intereses y aspiraciones del canal de abasto de máxima proximidad, diáspora de más de un 1,200,000 puntos de ventas, operado en su mayoría por mujeres, generador de más de 2,000,000 de autoempleos y responsable de cubrir más del 52% de la demanda nacional, ha apoyado mucho de su narrativa con la realización de encuestas, fotografías lo más nítidas posibles del comportamiento del mercado a nivel nacional. El tracking de estas encuestas está dirigido a asuntos torales de ventas, abasto, precios, riesgos, oportunidades y quejas del sector.

“Todo este trabajo es con la idea de dar a la voz ANPEC un “Do sostenido” de legitimidad a la hora de hacer valer la agenda del pequeño comercio en México ante los diferentes tomadores de decisiones del sector público, llámense diputados, senadores o funcionarios de los tres niveles de gobierno, y del sector privado, altos directivos, gerentes, vendedores, entre otros.  Para esto, sin duda, debemos reconocer el apoyo que los medios de comunicación nos han brindado para amplificar los mensajes derivados de los hallazgos encontrados en estas encuestas, convirtiendo de facto a la Encuesta ANPEC en un referente válido del pequeño comercio en México que da cuenta de la condición que priva en la microeconomía y el mercado de lo local”, refirió Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.

Dicho lo anterior, es menester reportar los principales obstáculos encontrados en nuestra Encuesta #20 “Retos del Pequeño Comercio 2024”. Se levantaron 2,126 encuestas domiciliadas en punto de venta en todo el país entre el 20 al 27 de octubre pasado.

El factor estacional está cobrando cada vez mayor fuerza en la apreciación de los productos, generando espasmos de cosechas ralas, productos agrícolas de menor calidad y mayor precio con momentos incluso de desabasto. Todo este cuadro deja al segmento de los frescos, proteínas, cárnicos y lácteos en una constante alcista de mercado que a lo largo del último año ha venido marcando la pauta de la inflación alimentaria que afecta al consumidor mexicano complicando la manutención de sus familias.

Otro factor que marca al canal drásticamente es el elevado costo de la energía eléctrica, sin perder de vista que mantener las mercancías que así lo requieren o lo exigen, refrigeradas, corre a cuenta del gasto del pequeño comerciante. En muchos casos es más de un refrigerador el que se ocupa, lo que eleva el monto del recibo de la luz. Esto desequilibra y pone en jaque la operación del negocio. Es un clamor nacional del pequeño comercio mexicano que se le pueda ofrecer alternativas de apoyo a esta problemática, tarifa diferenciada, paneles a bajo costo, programa de ahorro de energía. Los pequeños comerciantes necesitan de un apoyo importante en esta materia para consolidar sus negocios.

Otra arista que resulta de esta veinteava fotografía nacional del sector (Encuesta ANPEC #20 “Retos del Pequeño Comercio 2024”) es lo referente a la inseguridad que se vive en muchos de los municipios del país, la cual altera el consumo de la población y con ello las ventas de los pequeños negocios. Cada vez más la delincuencia se apropia del suministro y abasto de varios de los productos que se demandan en el mercado de lo local. No hay que dejar de señalar con subrayado que la práctica desdeñable de pagar derecho de piso no es otra cosa que pagar por tener derecho a trabajar sin problemas ni angustias. Este es un clima que agobia y asfixia a muchos pequeños negocios en México en la actualidad y que termina por emplazarlos a cerrar sus negocios y/o a cambiar de giro y domicilio contra su voluntad ante la impotencia.

“Esta tercia de problemas es una aproximación alzada a la información obtenida en la Encuesta ANPEC #20. Este 7 de noviembre se dará a conocer la pauta detallada de lo expresado por los pequeños comerciantes de México que al corte se desviven por mantener sus negocios abiertos, encarando y buscando resolver las consecuencias negativas de la inflación, cambio climático e inseguridad”, concluyó Rivera.

Hemos entrado a una era de plena incertidumbre. Para el entramado social ya no es opción ofrecer un mundo de seguridad. Lo único que el mundo contemporáneo puede darnos  es la certidumbre de la incertidumbre. En adelante, en nuestras vidas ya nada es seguro, nada se puede dar por sentado. Ahora es lo inseguro lo que se propone robarnos nuestra capacidad de asombro ante hechos y circunstancias inimaginables.

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