Laboratorios Higia es una empresa que, en su tercera generación, está celebrando 90 años de existencia en este 2023.
Fundado el 15 de mayo de 1933, cuando México contaba con alrededor de 73 empresas farmacéuticas, Laboratorios Higia ha crecido y está presente hoy en las principales cadenas de farmacias y distribuidoras de medicamentos del país con dos marcas insignia en diferentes presentaciones: un antiácido y un medicamento para trastornos intestinales.
“Fabricamos y distribuimos medicamentos que están al alcance de la mayoría de la población y que realmente sirven para lo que fueron desarrollados: el bienestar gastrointestinal de los consumidores”, expresó Eduardo García, director de la empresa.
¿Qué es lo que ha permitido a Higia sortear la apertura comercial, la feroz competencia de laboratorios extranjeros, los altibajos económicos, la piratería de marcas y los desafíos propios de la transición generacional en la gestión de una compañía?
Primero, el producto
Los trastornos gastrointestinales son un tema de gran preocupación. Las enfermedades diarreicas son una causa principal de mortalidad y morbilidad en la niñez en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La diarrea causada por infecciones es frecuente en países en desarrollo, señala el organismo internacional.
Desde la fundación, Higia puso en el mercado también otro de sus marcas emblemáticas, Vino de Cuasia, medicamento herbolario con ingredientes naturales enfocado en atender desórdenes intestinales, además de funcionar como desparasitante natural.
La fórmula de este producto está compuesta por tres elementos: cuasia, dirigido hacia afecciones digestivas; colombo, que mitiga trastornos intestinales y diarrea; y genciana, sustancia dirigida a afecciones digestivas como a problemas de hígado.
Estomaquil, lanzado en 1934, enfoca su acción a través de tres ingredientes activos: hidróxido de magnesio, como antiácido; carbonato de calcio, para la acidez y malestar gástrico; y bismuto, para la indigestión y diarrea. Tres activos en un solo producto.
Es posible encontrar ambos productos a la venta en todo el territorio nacional y son frecuentes los testimonios de connacionales que se los llevan a sus familiares al norte de la frontera.
Segundo, la visión
Eduardo García señaló que Higia, además de innovar con variedad de presentaciones para sus productos estrella, está desarrollando y evaluando el lanzamiento de nuevos productos, incursionando en nuevos mercados -inclusive internacionales- donde continúen ofreciendo bienestar a los consumidores, como la fórmula para el crecimiento de la empresa.
“Estamos cumpliendo 90 años, y hoy más que nunca tenemos el compromiso de cuidar la salud a través de productos de calidad para el bienestar de la población. Además, queremos que todos nuestros colaboradores, clientes y proveedores se sientan orgullosos de ser parte de esta historia”, expuso García.
Tercero, la estrategia
“Como muchas empresas mexicanas, nos hemos enfrentado al reto de adaptarnos a todos los momentos de la historia. Desde diferentes circunstancias de mercado, económicas, sociales, políticas, pandemia, hasta momentos que merecen celebración interna como es el crecimiento del Laboratorio”, expuso García.
Con sus 90 años y una plantilla de 70 colaboradores, Higia sobresale no sólo en el escenario de los laboratorios farmacéuticos en México, sino en el de empresas familiares que superan con creces la esperanza de vida promedio de este tipo de establecimientos, que en México es de apenas 7.8 años, de acuerdo con el INEGI.
Para García, la clave de la permanencia de la empresa fue la decisión de institucionalizar la firma en la primera década de este siglo, lo que le ha permitido emprender la digitalización y la certificación de procesos, así como crecer con apego a principios como calidad, honestidad, trabajo en equipo e innovación.
“En nuestros 90 años, queremos dar un mensaje de esperanza, de que el trabajo bien realizado, con pasión, compromiso y dedicación, tiene futuro, razón por la cual damos las gracias a todos los que han hecho posible esta historia”, concluye Eduardo García.