Por Marco Cosío, VP de Smart Infrastructure de Siemens México, Centroamérica y el Caribe.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) está a la vuelta de la esquina, sin embargo, es un hecho que el cambio climático se nos adelantó y ya está aquí desde hace algún tiempo. Por ello, toda acción y medida que se tome deberá venir acompañada de acciones concretas y realizables, principalmente por parte de las principales industrias y naciones responsables de las emisiones que se han acelerado.

Hoy los ojos del mundo están sobre Dubái, ya que además de ser la sede de la COP28, se trata de uno de los países clave en la producción de hidrocarburos. Y es que sobre Oriente Medio pesan las promesas que hicieran sus gobiernos para alcanzar las emisiones netas cero, algo que no es sencillo si recordamos que el 80% de la demanda energética mundial todavía depende del uso de combustibles fósiles.

En este escenario, las empresas requieren ajustar sus estrategias corporativas no sólo para los próximos 3 o 5 años, sino para las próximas décadas. Estos planes deben estar respaldados por vías de descarbonización alcanzables y mensurables en toda la cadena de valor, para que resulten en un cambio real y que no sea a expensas del progreso social y económico de los países en desarrollo.

Esto nos lleva a lo que algunos han denominado el “Trilema Energético” y que consiste en el reto de garantizar el equilibrio entre la asequibilidad, la disponibilidad y la sostenibilidad de los recursos energéticos, ya que el desequilibrio en alguno de estos tres pilares puede generar un colapso crítico. La idea es asegurar que la energía no falte sin que ello implique mayores emisiones a la atmósfera, en perjuicio de los más vulnerables.

En Siemens México, Centroamérica y el Caribe, tenemos esto claro, por ello hemos implementado estrategias con las cuales hemos logrado nuestras operaciones sean neutrales en emisiones de carbono, gracias a la eficiencia energética de nuestras fábricas lo que, a su vez, nos ha permitido alcanzar el ZERO waste to landfill (residuo cero) a lo largo de nuestros procesos. Asimismo, con el objetivo de reducir emisiones, hemos iniciado la transición hacia la electromovilidad del 6% de nuestra flota automotriz, cifra que esperamos incrementar a 11% durante el presente año fiscal.

De igual forma, mantenemos una actitud responsable con los recursos que manejamos. Por ejemplo, contamos con una planta de tratamiento de aguas en Balvanera, Querétaro, que permite tratar hasta 1,300 metros cúbicos de agua al mes, mientras que en materia de consumo de energía hemos instalado 1,110 paneles solares capaces de generar 849,846 kWh de energía. Por si fuera poco, en nuestra planta de Monterrey también se instaló un parque fotovoltaico que permite generar 813,804 kWh. Estos casos demuestran que los primeros pasos podemos darlo al interior de nuestras operaciones, siendo posible implementar acciones concretas y benéficas para combatir el cambio climático.

La convergencia de avances tecnológicos en fuentes renovables, almacenamiento, gestión y eficiencia energética, abre oportunidades para aprovechar plenamente el potencial de optimización disponible. Este progreso posibilita que diversas entidades, como industrias, infraestructuras, campus, zonas comerciales y edificios, generen su propia energía, reduzcan su consumo, participen en el mercado energético y maximicen el rendimiento de sus activos empresariales.

En este contexto, nuestros servicios de energía y rendimiento se convierten en una herramienta indispensable, al fusionar un profundo conocimiento tecnológico en la generación, distribución y gestión de la energía con una experiencia especializada en el rendimiento de activos y la gestión eficiente de edificios. Con el objetivo de ayudarles a alcanzar sus metas energéticas y de sostenibilidad, les extendemos una cordial invitación para colaborar conjuntamente, con el fin de optimizar y potenciar sus objetivos en estas áreas clave.

Por lo pronto, en vísperas de la COP 28 en los Emiratos Árabes Unidos, la tarea es hacer el recuento de los logros alcanzados, así como los objetivos que todavía están pendientes de concretarse, de manera que, al participar en este encuentro, tengamos la sensatez de aceptar lo que ha sido posible llevar a cabo y compartir los éxitos alcanzados de manera abierta y transparente. Solo de esta forma podremos sumar acciones prudentes en un momento clave en el que el cambio climático nos obliga a cambiar el paradigma de un mundo que compite por lograr el crecimiento individual a uno que comparte y suma voluntades para alcanzar un desarrollo global sustentable.

 

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