La Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) recién celebró, del 27 al 29 de noviembre de 2023, en la ciudad de Oaxaca, México, un foro indígena trinacional y un foro público de su Comité Consultivo Público Conjunto (CCPC) en torno a estrategias indígenas para la gestión y conservación de los recursos de agua dulce en comunidades de América del Norte.
En el marco de ambos eventos, el Grupo de Especialistas en Conocimiento Ecológico Tradicional (GECET) y el CCPC invitaron a participar a todos los grupos y personas con interés en participar en discusiones sobre los desafíos ambientales que enfrentamos hoy en día en materia de recursos hídricos, como resultado del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Esos factores ejercen un impacto en todos los sectores de nuestra sociedad; sin embargo, los pueblos indígenas y las comunidades locales, al igual que las poblaciones marginadas y vulnerables, experimentan sus impactos con mucha mayor severidad.
“En toda América del Norte, la protección de los recursos de agua dulce representa un asunto de interés común para comunidades, gobiernos e industria. Hoy más que nunca, resulta crucial impulsar actividades de conservación dirigidas por los indígenas y las comunidades locales a fin de gestionar la tierra y los ríos de forma sustentable y lograr resultados que beneficien a la naturaleza”, afirmó el director ejecutivo de la CCA, Jorge Daniel Taillant.
Foro Trinacional sobre Estrategias Indígenas para la Gestión del Agua Dulce en América del Norte
Este evento tuvo como objetivo explorar el papel vital del conocimiento ecológico tradicional (CET), las prácticas indígenas de resguardo ambiental y la intersección con los derechos de estas comunidades en lo relativo al manejo del recurso hídrico en Canadá, Estados Unidos y México. Entre los puntos más destacados del encuentro figura el creciente consenso en América del Norte sobre el conocimiento ecológico tradicional (CET) y los sistemas de conocimiento indígena, transmitidos de generación en generación, los cuales expresan valores y habilidades que han sido fundamentales para los pueblos indígenas desde tiempos inmemoriales. Estos saberes están inevitablemente vinculados a los derechos, los idiomas y las culturas indígenas, así como a las visiones cosmológicas, de las que surgen las innovaciones necesarias para mantener relaciones sólidas y duraderas con el territorio y vivir en armonía con la naturaleza. Toda la vida es sagrada: pasada, presente y futura.
Resulta esencial incluir de manera continua y mejorada el uso del CET en los regímenes actuales de gestión de agua dulce, asegurando la identificación oportuna de áreas clave de preocupación y de entornos vulnerables que requieren atención inmediata. La exitosa integración del CET en la gestión de los recursos de agua dulce requiere el consentimiento y la asociación plena y activa de los pueblos indígenas, lo que inherentemente entraña la participación directa, no sólo de los poseedores del conocimiento, sino también de los jóvenes de sus comunidades. El CET establece que cualquier enfoque para la gestión del agua dulce debe enmarcarse en un contexto de cuidado y amor, a fin de garantizar que las generaciones futuras hereden un entorno saludable y contribuir con ello al bienestar de toda la humanidad.
Este primer foro trinacional de la CCA fue liderado por representantes de pueblos y comunidades indígenas de Canadá, Estados Unidos y México.
Foro público del CCPC sobre conservación de los recursos de agua dulce a escala comunitaria: “Forjar alianzas para la gestión responsable del agua”.
Este evento reunió a líderes de la comunidad, organizaciones no gubernamentales y otros actores clave con el propósito de debatir estrategias relacionadas con la gestión del agua y poner de relieve iniciativas de base comunitaria para dar respuesta a los múltiples aspectos asociados a la conservación del agua dulce y su uso sustentable, con especial atención en el establecimiento de asociaciones y alianzas. Entre los puntos más destacados del encuentro cabe destacar el compromiso adquirido con los derechos indígenas y colectivos en materia de agua, aun si cada país dispone de sus propios sistemas y enfoques sobre la gestión de los recursos hídricos, así como de estrategias propias para garantizar que las comunidades tengan acceso a agua limpia, segura y asequible. Si bien en los tres países se han logrado avances importantes, Canadá parecería aventajar a los otros dos en lo concerniente a reconocimiento, respeto y colaboración con los pueblos originarios (en este caso, las Primeras Naciones) en lo concerniente a la gestión de tierra y agua. Aun así, los tres países tienen todavía mucho camino por recorrer al respecto. Disponemos de historias de éxito en cada país y hemos de aprovecharlas para inspirarnos mutuamente y lograr mejores resultados.
La presentación de casos de éxito permitió identificar diversas “pistas” o claves a considerar en relación con la gestión responsable de cuencas hídricas. Destacan:
- El reconocimiento de las comunidades indígenas en las legislaciones nacionales.
- La divulgación de experiencias exitosas de los tres países, en colaboración con universidades e instituciones educativas
- La difusión de prácticas para el manejo sustentable de cuencas, bosques, sistemas agroforestales, etc., entre una multitud de actores y grupos de la sociedad civil, incluidas la niñez y la juventud.
Se hizo especial hincapié en la necesidad de un enfoque holístico, integrado y sistémico que tome en cuenta la relación entre el agua, el suelo, la biodiversidad, el aire, las personas y las comunidades, y que impulse una visión de cuenca en la formulación e implementación de programas, proyectos y acciones.
Las iniciativas impulsadas por las propias comunidades son fundamentales para fomentar prácticas sustentables de gestión del agua, y contribuir a la restauración de la biodiversidad y del medio ambiente. Una forma de maximizar los impactos de este tipo de iniciativas consiste en procurar la participación de los sectores gubernamental, privado, industrial y académico. Los gobiernos pueden apoyar estas iniciativas de base comunitaria mediante la formulación de ajustes pertinentes en sus programas y políticas, facilitando el acceso a financiamiento y reconociendo tanto los sistemas de conocimiento tradicional como el derecho a la autodeterminación de las comunidades. La inversión por parte del sector privado puede ayudar a atender necesidades y lograr metas, aportando beneficios de largo plazo y aumentando los recursos disponibles para la implementación de los proyectos.