México ocupa el decimotercer lugar a nivel mundial entre los países con más emisiones de gases efecto invernadero, por lo cual se anunció el objetivo de reducirlas en 35 por ciento para 2030. Cabe destacar que el principal sector que genera gases de efecto invernadero fue el sector manufacturero con más del 18 por ciento, esto derivado de su consumo energético en 2022.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la tasa de progreso estimada para 2023 en intensidad energética, volverá a caer por debajo de las tendencias de largo plazo, al 1.3 por ciento desde un 2 por ciento en comparación con el año pasado, lo que significa que los sistemas proveedores tendrán mayor intermitencia y esto traerá fuertes afectaciones en el consumo eléctrico global durante el 2024.
Asimismo, las empresas son grandes consumidoras de energía, y su papel en la transición hacia prácticas más sostenibles es crucial, por lo que la eficiencia energética no solo implica adoptar tecnologías más avanzadas, sino también fomentar una cultura organizacional comprometida con el uso responsable de los recursos. Razón por la cual, se necesitan soluciones de almacenamiento de energía, en especial en entidades industriales como es Querétaro y sus vecinos del bajío.
Por ello, diversas organizaciones como la empresa mexicana Quartux, dieron a conocer una serie de consejos para que los sectores industriales en el país impulsen la eficiencia energética.
En primera instancia es impulsar prácticas de ahorro en la planilla laboral: la optimización del consumo energético es un proceso multifacético que comienza con la concienciación, y es debido a ello que líderes empresariales deben impulsar una mentalidad de ahorro entre sus empleados, promoviendo prácticas simples, pero impactantes, como apagar luces y equipos cuando no se utilicen, o ajustar termostatos para reducir el consumo de calefacción y aire acondicionado.
Inversión en tecnologías más eficientes: La iluminación LED, los sistemas de climatización inteligentes y la maquinaria actualizada, son pasos fundamentales, que si bien, implican una inversión inicial, a largo plazo consiguen ahorros superiores al 90 por ciento en consumo en el sistema de iluminación y emisiones de CO2.
Realización de auditorías energéticas: Las evaluaciones minuciosas identifican áreas de alto consumo, oportunidades de mejora, y permiten la implementación de estrategias específicas, que traen consigo medidas de ahorro personalizadas. Su implementación, en una auditoría energética puede generar un ahorro significativo tanto en términos de energía como de costos, mediante la optimización de los sistemas y la reducción de consumos innecesarios, las empresas pueden disminuir su huella ambiental y lograr un uso más eficiente de los recursos.
Establecer políticas internas que fomenten la eficiencia: Desde horarios de trabajo flexibles hasta la utilización de tecnologías de automatización para apagar equipos, cada pequeña acción contribuye a un uso más responsable de energía.
La transición hacia fuentes de energía renovable: El uso de tecnologías de almacenamiento se vuelve imperativa. Tanto la implementación de tecnologías innovadoras, como las baterías de ion litio inteligentes, son sistemas de almacenamiento de energía eléctrica, que respaldados por un software con inteligencia artificial, representan un paso significativo hacia la optimización del rendimiento ecológico-energético de las empresas.
Uso de baterías de ion litio inteligentes: Éstas tienen el potencial de revolucionar la forma en que las empresas gestionan su energía. Su capacidad para almacenar energía proveniente de fuentes renovables, como la solar o la eólica, y liberarla en momentos de alta demanda o cuando la generación no es óptima. Además, contribuye a la estabilidad de la red eléctrica y a la reducción de picos de consumo.